Si de zurdas históricas en la historia de River hablamos, la de Leonardo Pisculichi tiene que estar sí o sí en cualquier charla, tabla o ranking que se elabore. Como si tuviera un guante en la mano, Piscu, que llegó a Nuñez en extremo silencio a mediados de 2014, deleitó a los hinchas durante dos años con su calidad que se mantiene intacta aún retirado y su zurda mágica para marcar uno de los goles más gritados de la era Gallardo en el Monumental frente a Boca por la Sudamericana 2014.

Sin dudas que ese año fue el más exitoso del ex Argentinos Juniors, porque despues vendría un 2015 sin tantos minutos pero con un título bajo el brazo: el de la Libertadores, una Copa en la que a Piscu le tocó jugar mucho menos y esa falta de rodaje lo llevaron a tomar la precitipada decision de irse de River. Así lo recuerda en una entrevista con La Página Millonaria en la que habló de todo.

-El 2015 fue impresionante y a vos te tocó contribuir desde el banco, ¿te costó un poco salir o entendiste que era lo mejor para el equipo?

-Yo me seguía sintiendo importante en ese año porque tenía la participación que tenía que tener porque se cambió el esquema, porque se jugó de otra manera, porque rendía el equipo de esa manera y hoy viéndolo desde afuera uno lo entiende mejor. Pero siempre fui alguien que jugó en los equipos y me sentía descolocado al no jugar y a veces un jugador no entiende que capaz es más importante en 15 o 20 minutos que en los 90. Yo lo aceptaba, nunca tuve un problema con nadie, pero dentro mío quería jugar y eso nos pasa a todos los jugadores. Con la participación que tenía yo me sentía conforme. Obviamente tuve distintas maneras de pensar con Gallardo porque soy futbolista y creía que podía jugar un poco más y él entendía que no. Y por eso el error de llegado el momento haber tomado la decisión de tomar otro rumbo.

-La Libertadores 2015 tuvo de todo, ¿cómo la recordás?

-Había mucho nerviosismo, fíjate cómo clasificamos a octavos, fue terrible y no siendo favoritos. Sin embargo cuando ya le ganamos a Cruzeiro nos dijimos entre nosotros “estamos para dar el batacazo” y sin darnos cuenta de lo que vivíamos en el día a día, uno entra en razón cuando va partido a partido, por lo menos yo. No analizo situaciones, festejo, me pongo en el próximo partido. Eliminar a Boca fue una satisfacción enorme, esos partidos son únicos, te marcan y después tenés la frutilla del postre que es levantar la Copa. En esa final me tocó estar de suplente pero ya con la entrada, el recibimiento y las caras de los jugadores de Tigres ya estaba convencido que éramos los campeones y así se dio y se demostró en la cancha.

-¿Cómo podrías definir el recibimiento contra Tigres?

-Fue único, me tocó la oportunidad de vivir otros partidos, de ir a otras canchas, te pueden decir mil cosas pero como me tocó vivir ese no se compara con nada, es algo especial, es único y no creo poder vivirlo como jugador, me tocará vivirlo como espectador yendo a ver a River o estar en otro rol.