La jerga popular del fútbol manifiesta que el arco de River es el más grande del mundo, y que es el desafío máximo para cualquier arquero. Todo se hace un poco más sencillo cuando sos un pibe de la casa, y el sueño de pararse bajo los tres palos del Monumental se acrecienta como nunca. Tal es el caso de Lucas Lavagnino, el juvenil de 17 años que va creciendo bastante rápido dentro del club.

Tuvo un salto fugaz desde la Sexta División hasta la Reserva, donde fue convocado por el técnico Jonathan La Rosa a comienzos de este año. “Todo cambia un montón. El entrenamiento y la forma de jugar. Enfrentás a jugadores que ya actuaron en Primera y le pegan a la pelota de otra manera. Tenés que acostumbrarte, eso lleva un proceso de adaptación y si lo podés hacer en poco tiempo, mejor”, confesó Lavagnino en diálogo con el sitio oficial.

Y en abril pasado tuvo la oportunidad de debutar en la Reserva debido a la expulsión de Franco Petroli. “Entré y en la primera pelota me hacen un gol de tiro libre, pero enseguida me metí en el partido. Y tuve una buena actuación con atajadas importantes”, fueron sus sensaciones al respecto. Pero unas semanas antes había cumplido otro gran sueño, ya que había sido convocado por Marcelo Gallardo para un amistoso frente a Huracán. “Una experiencia increíble. Aunque no me tocó jugar, estar al lado de ellos y de Gallardo y vivir todo ese mundo son cosas que te van marcando. Ver cómo juegan te marca el camino“.

Sus referentes han sido Barovero y Armani, y el sueño de debutar en Primera toma cada día más preponderancia, aunque el pibe transita por el camino de la paciencia. “Hay que saber esperar, todo llega en su debido momento. Hay que trabajar duro para ganarse esa oportunidad y más por todos los que estuvieron y están siempre desde el primer día“. Hoy aterrizó en Estados Unidos junto con la delegación del plantel profesional y se prepara para tener su primera pretemporada, con la ilusión de ganar cada vez más terreno en Reserva y posteriormente en Primera.

Su particular historia en sus comienzos

“Soy un arquero que le gusta manejar el área y por mi altura domino el juego aéreo. Salgo mucho a cortar los centros, achico rápido en los mano a mano y juego bien con los pies. Para eso fue una ventaja el haber jugado de 9“, se describe Lavagnino. Y allí surge la gran particularidad de su historia, ya que comenzó jugando como delantero. “Jugaba de 9 y era goleador. Y fue a los 7 años que pidieron si alguien quería atajar para la categoría 2003, que era un año mayor a la mía. Y me ofrecí para ser arquero. Pero fue más por ver cómo era la experiencia. Me gustó y ahí comencé a atajar”, cerró.