Sergio Berti quedó en el recuerdo de los hinchas de River porque fue un gran volante izquierdo y participó de uno de los momentos dorados del club. Protagonizó tres etapas, totalizando 251 partidos oficiales, 51 goles y siete títulos, entre ellos la Supercopa de 1997, un certamen internacional que tenía como requisito haber ganado la Copa Libertadores.

La Bruja, como se lo conocía, explicó cómo fue la transferencia sin escalas de Boca hacia River, algo que hoy resulta impensado. "No la viví como algo traumático, tenía 20 años, era un inconsciente. A mí me había visto jugar Menotti en la Reserva el siendo técnico de River y me recomendó con Passarella. que luego me llevó en el ´91. Lo viví como algo lógico y me adapté rápido al llegar", expresó, en diálogo con River Monumental, por AM 1030 Del Plata.

De perfil bajo, el ex mediocampista prefería eludir a los medios de comunicación hasta que un día estalló: "No me gustaba hablar con la prensa era así y le tenía bronca a los que hablaban todo el tiempo en televisión. Yo quería que jueguen, no que den notas. Era un problema mío, no era que ellos estaban enojados conmigo. El que más bronca me daba era el colorado Mac Allister, que jugaba en Boca. Un día incluso lo llamé a un programa".

El último ciclo de Berti en la institución de Núñez tuvo su cierre con una discusión. "En el '99 fui a verlo a Mario Israel (NdeR: uno de los dirigentes más rechazados en la historia por los socios e hinchas) y le dije que me iba, me cansé en ese momento. Yo era el culpable de todo, cada cosa que pasaba en el club me echaban la culpa. Finalmente, me fui al América", reveló el zurdo, quien eligió al equipo mexicano como destino.

Además, Berti admitió que la actualidad del deporte más popular dista demasiado de su época. "El fútbol cambió mucho, ahora son atletas, se cuidan, tienen dietas. Nosotros éramos un desastre, nos íbamos a comer panchos después de entrenar, una locura. Hoy se levantan la remera y están todos marcados, nosotros éramos otra cosa", analizó.