Más de 50.000 almas supieron brindarle un clima inolvidable a un partido sin demasiado en juego, debido a que ovacionaron a Barovero y Vangioni, además de agradecerle al equipo por tantas alegrías en los últimos tiempos.

La tarde noche del Monumental fue extremadamente emotiva, ideal para que los fabricantes de pañuelos descartables recaudaran muchísimo dinero. Pero como dice la publicidad de una famosa tarjeta de crédito, hay cosas que el dinero no puede comprar. Aunque pueda sonar cursi, una de ellas es el cariño. Ese cariño que supieron ganarse Marcelo Barovero y Leonel Vangioni, protagonistas excluyentes en River 1- Gimnasia y Esgrima La Plata 0. Es que el arquero dejó hechos Trapito a todos porque su despedida -ojalá que sea un hasta luego- llegó acompañada de muchísimos sentimientos para quienes estuvieron en las tribunas y también de aquellos que compartieron días de trabajo y viajes con él.

Fue una jornada demasiado emotiva, hasta por razones ajenas al club. El minuto de silencio por la triste muerte de Rodrigo Espíndola, el jugador de Nueva Chicago que fue asesinado durante un robo, fue respetado por todos, aplausos incluidos. Luego llegó el turno de rendirle homenaje a Trapito en cada intervención, con las palmas chocando hasta quedarse rojas. Lo propio ocurrió, aunque con menor volumen, cuando Leonel Vangioni ingresó. El “olé, olé, olé, olé, Piri, Piri” fue moneda corriente, al igual que “Trapitooo, Trapitooo” y “olé, olé, olé, olé, olá, a Barovero nunca lo vamo’ a olvidar”. Marcelo Gallardo, también muy ovacionado al grito de “Muñeeecooo, Muñeeecooo”, demostró que además de ser un DT enorme, sabe hacer cambios que exceden lo táctico. A diferencia de lo que le sucedió a él en su salida de River, que este domingo cumplirá seis años desde que se marchó como jugador, supo cuándo poner al lateral izquierdo y, sin previo aviso, darle lugar a Augusto Batalla para que Barovero recibiera una muestra de cariño que quedará en el recuerdo de eterno de propios y extraños.

Pero no sólo hubo espacio para saludar a ambos futbolistas, sino que también para reconocer el esfuerzo de tantos otros, como por ejemplo Jonatan Maidana y Leonardo Ponzio. “River, River de mi vida, vos sos la alegría de mi corazón, gracias por esa alegría de salir primero, de salir campeón” cantaron los más de 50.000 hinchas. Tampoco quedó al margen el recuerdo por haberse cumplido un año del famoso ataque con gas pimienta. “El que no salta, abandonó” entonaron los simpatizantes, quienes apelaron a “River, mi buen amigo” y hasta se dieron el gusto de usar algo de pirotecnia para que el Monumental tuviera un clima excelente. La victoria sirvió para que la felicidad fuera completa y tuviera sentido el recuerdo del hit en Japón: “Al fin va a decir la verdad el que escribe los diarios, que River es el más grande de todos y nunca abandonó”.

+ EDITORIAL: Una victoria con autoridad

+ EMOCIÔN: Hechos Trapito

+ BAROVERO: “Lo más grande que me pasó y me va a pasar”

+ VANGIONI: “Dejé todo lo que tenía”

+ PUNTAJES: El uno x uno ante Gimnasia

+ EL GOL DE ALONSO: Gran cabezazo del uruguayo