(Barcelona-España) La previa de un partido es dolorosa. La de un clásico insoportable. La de una final letal. A eso que vos viviste, sumale que yo empiezo 4 horas antes. River-Boca, desde Barcelona.

Arrancó el martes. Precisamente cuando, cansado de no poder concentrarme en nada por más de 5 segundos, agarré a la perra, le puse la correa y le pedí que por favor me sacara a pasear.

Antes me puse la camiseta de River, la nueva, que me mandaron mis mejores amigos y mi suegra a través de Mark, que pasó 24 horas en Barcelona antes de irse a Munich a ver al Celtic. En la calle, yendo para la diagonal, me cruzó uno al grito de VAMO MILLO VAMO A GANAR MAÑANA. Un milagro rojo y blanco en un paseo catalán.

Por instinto terminé adelante de la mejor carniceria argentina de Barcelona. Dame dos kilos de vacio, los compré antes de pensarlo y le mandé una foto a Emil con el que nos juntabamos a ver el partido hoy en casa.

Hoy, amanecí enfermo. Por esos colores que llevás. Me pasé las primeras 4 horas y 2 termos de mate de la mañana armando una playlist en youtube y ordenándola para generar un relato. Goles en amistosos de nombres insólitos, patadas de Vangioni, Gago lesionandosé, BOCA LA CONCHA TU MADRE, la pimienta, el parapam, canciones, recibimientos. Lo que se te ocurra. Una película de lo que es el Superclásico para el hincha de River. Un libro de autoayuda.

Para las 9 AM, pero de Argentina, mi viejo me entra a hablar. Del “hola Fede” al “que nervios esta noche” me sobra el “al”. De vacaciones con su novia mi viejo y rompiéndome las bolas a las 9 AM de él por el partido que era en 12 horas. Te amo viejo, gracias por acompañarme.

Con Emil nos manijeamos por mensaje todo el día. Resolvimos la forma de ver el partido en HD al estilo hacker, Zero Cool. Me puse el programa del día anterior de 90 minutos de boca para reírme un rato. A las 6 de la tarde prendí el horno para el vacío.

Comida la vaca, nos sentamos en el sillón y le di play al compilado de youtube que armé a la mañana. 3 horas puras y duras de River ganando, gozando, rompiendo a boca. No podíamos dejar de mirar.

Lo que no podía mirar era el penal del Pity. Es zurdo, la cruza. Que manera de palpitar. Que manera de pegarle. Gracias Pity, desde ese partido contra Lanús a esta altura del año pasado ya dejaste en claro lo importante que sos para River. Penal encima. Toda la semana escuchando que Guillermo Van Gaal iba a cambiar el arquero si había penales. Capáz tenía razón, nunca lo sabremos.

Mora, otra vez siendo el espíritu de River. Si te preguntan, “¿qué es River?” vos pasales el instagram del uruguayo que toma mates, quiere a su hijo y ama a River. Maidana siendo el caudillo que revienta todo. Ponzio el Stephen Hawking del mediocampo. Armani. Armani. Armani. Armani.

No puedo pedir más. No solo me sentí ahí, al lado de River, sino que me sentí en casa. En mi living, con la tele, con otro gallina al lado palpitando como yo. Con una copa nueva, ganada a Boca. El partido arrancó hace más de 24 horas para mi, y sigo vivo. Porque esto es River.