Javier Pedro Saviola fue la última aparición sorprendente de River en la década de los 90′.En 1998 debutó, con 16 años, en la Primera del Millonario y ese mismo día le hizo un gol a Gimnasia de Jujuy. El Conejo reveló su idolatría por el Burrito Ortega y contó una divertida anécdota cuando arrancaron a ser compañeros en la Primera del Más Grande.

Era tal el fanatismo de Javier por Ariel, que tenía posters por toda su habitación hasta que el ídolo de River lo vio en primera persona. “Yo admiré a Ortega toda mi vida. Un día vino a mi casa y vio que tenía todo mi cuarto empapelado con fotos de él. Una vez que fuimos compañeros, me pidió por favor que los saque, ja”, reveló Saviola en charla con Atilio Costa Febre. Y agregó: “He tenido la posibilidad y la suerte de jugar con él. Lo admiro dentro y fuera de la cancha. Le tengo un aprecio enorme”.

Ortega sufre el choque con los defensores mientras Saviola observa.

Ortega sufre el choque con los defensores mientras Saviola observa.

Además, recordó una vez más su último tramo por River en donde ganó la Copa Libertadores y la Suruga Bank en el año 2015. “Yo quería volver a River para terminar mi carrera donde comencé. Primero quería jugar en el fútbol europeo hasta que yo decidiera. Regresé el último año para retirarme y personalmente tomé muy firme la decisión”, explicó el Conejo. Y remató:“Lo he disfrutado pese a no retirarme como yo hubiera querido, entre en un equipo totalmente exitoso. La gente a veces se queda con las cosas negativas, pero tuve una carrera tan exitosa pero no le puedo pedir más al fútbol”.

El inicio de su carrera fue fundamental el rol de Ramón Díaz en el banco de suplentes y Javier recordó al hoy director técnico de Libertad con mucho cariño:“No es normal que un técnico vaya a las Inferiores y elija tantos jugadores. Varios de Tercera saltaron a Primera y nos daba muchísima confianza. Admiré su valentía de poner a un chico de 16 años a jugar en la Primera División.Ramón elegía muy bien los jugadores. Siempre estaba con su sonrisa pícara buscando motivar al jugador”.

El Conejo fue parte de una camada brillante de jugadores, pero con Pablo Aimar su relación resalta de los demás. “Nosotros nos queremos como hermanos. La época de River la compartíamos todos los días. Siempre venía a casa a comer con mis viejos mientras su familia estaba en Rio Cuarto. Vivimos un momento inigualable del club, la gente nos lo hacía saber en la calle y ese cariño especial que tenía la gente por nosotros hizo más fuerte nuestra amistad”. Javier no dudó y lo catalogó como el mejor compañero que tuvo en su carrera.