Después de ganarle a Unión por Copa Argentina, el Muñeco recordó su época de jugador y confesó que le hubiera gustado realizar la función que ejerce Ponzio en el River de hoy.

Han pasado cinco años desde que Marcelo Gallardo colgó los botines. Sin embargo, el Muñeco aún mantiene vivo al jugador. Esa parte de él no muere y posiblemente lo acompañe a lo largo de toda su carrera como entrenador. Es una forma de sentir y de ver los partidos, de reconocerse en sus jugadores, y por supuesto, una gran ventaja a la hora de volcar su experiencia.

Los que lo han visto jugar saben de sus características. Un estratega, un jugador cerebral, pensante, que se anticipaba a las jugadas. Las leía. Sabía lo que iba a pasar antes de que pasara, como solo los grandes cracks pueden hacerlo. Pero si por algo no se destacaba era por su físico y despliegue. El Muñeco no era uno de esos que se carrían la cancha, que presionaban al rival en cualquier parte de la cancha. No era un Ponzio, aunque por lo que contó tras el triunfo ante Unión, le hubiera encantado serlo.

“Me hubiera gustado jugar en la posición de Nacho Fernández. Lo hice en algún momento cuando jugaba en Mónaco. Me encantaba recibir la pelota e iniciar. Tal vez el físico no me daba para hacerlo todo el tiempo. A mí encima me gustaba correr. Quería salir a presionar y hacerme el Ponzio también, pero no me daba, ja. Me hubiese imaginado en esa posición”.

¿La tenías esta versión de Napoléon?

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