(Bahía Blanca – Enviado especial) La gente de River superó las expectativas en la cancha de Olimpo, debido a que hubo unos 5.000 fanáticos del Millonario que acompañaron al equipo e incluso desbordaron sin incidentes todos los sectores asignados.

Los hinchas del Más Grande logran sorprender a propios y extraños. Desconocen límites a la hora de alentar al conjunto que dirige Marcelo Gallardo. Es que coparon toda la cabecera de la calle Chile y hasta un codo de la platea de la avenida Colón. Y si bien es cierto que estaba prohibido el ingreso tanto de camiseta como distintivos, algunas casacas de diversos modelos y épocas lucieron orgullosamente, al igual que varios globos rojos y blancos. Otros simpatizantes carecieron de éxito y tuvieron que dejarlas a un lado en el primer vallado, a 200 metros de las puertas.

Como la expectativa estuvo muy por encima que lo esperado, producto de 5.000 almas riverplatenses, hubo que permitir el acceso por dos portones. Cuando el equipo salió a la canchas, tras la entrada de Olimpo, el Monumental tuvo una réplica a escala: “River, mi buen amigo, esta campaña volveremo’ a estar contigo”. Además, existió un apoyo para los referentes principales. Desde el técnico, al grito de “Muñeeecooo, Muñeeecooo” hasta el ídolo, mediante “el Cavegoool, el Cavegoool”, pasando por un pedido dirigido hacia Marcelo Barovero: “Para Trapito, la Selección”.

Como si fuera poco, a los 26 minutos del primer tiempo ingresaron 100 personas más. A esa altura, los sectores se encontraban abarrotados. Sin pasillos, las barandas lucían colmadas e incluso había tres hileras de personas en la zona baja de la cabecera. ¿Más? Hubo cuatro valientes que desafiaron el vértigo para instalarse en los techos de los galpones abandonados de la calle Chile. Todo valía para ver al Más Grande y apoyarlo de diversas maneras, como por ejemplo “el día que me muera, yo quiero mi cajón, pintado rojo y blanco como mi corazón”.

¿El resto del repertorio? Fue tan amplio que sobraron melodías. Desde “el que no salta, abandonó”, dedicado al eterno rival, hasta “somos locales otra vez”. Con el 0-1, el respaldo, de poca duración en cada estrofa -la falta de costumbre, era público bahiense-, se acentuó: “Vamos, vamos, vamos, River Plate / Vaaamooos, River Plate”. Inmediatamente, llegó un “para ser campeón, hoy hay que ganar”. De hecho, se produjo un ida y vuelta folklórico con la gente del Aurinegro, que atacó mediante un “no se escucha”, cuya réplica fue “equipo chico, la pu… que te parió”. El golazo de Gonzalo Martínez causó una felicidad enorme y una despedida a tono con lo que representa el Millo.

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