Lo que se venía negando en los últimos años finalmente se dio. Argentina venció a Brasil en el Maracaná y se alzó con la tan ansiada Copa América. Fue 1 a 0 con un auténtico golazo de Ángel Di Maria en el primer tiempo y una noche que seguramente quedará en la memoria de muchos por mucho tiempo, por el rival, por el contexto y por la forma en la que se termina logrando la copa. Párrafo aparte para lo que fue la figura de Gonzalo Montiel durante los 90 minutos.
En un primer tiempo más peleado que jugado, la Argentina salió a la cancha como tenía que salir para una final ante Brasil: con el cuchillo entre los dientes. Marcando y peleando cada pelota. Tan friccionado fue el partido que Montiel recibió dos patadones, uno de Fred a los 2 minutos y otro de Richarlison. Cachete metió como loco en los primeros 45′ y nunca dejó a gamba al equipo.
Para el complemento el libreto no se modificó: Argentina siguió metiendo pierna fuerte pero Brasil empezó a encontrar los espacios. Y Neymar tuvo un duelo aparte con casi todos los argentinos, incluso un lindo encontronazo con Montiel que siguió dejando todo en cada pelota. El partido del lateral del Millonario quedará seguramente para la historia y llenó de orgullo a cada hincha de River que estuvo del otro lado de la pantalla alentando a la Selección. Por la patada que recibió en el primer tiempo, Cachete quedó sangrando y aún así siguió jugando. Nunca pidió el cambio, nunca dejó de ir al frente, porque así está moldeado: para ir hasta el final, como Gallardo manda.
Argentina terminó aguantando como pudo, pero aguantó. Dicen por ahí que si no es argentinono se sufre, y vaya si hoy sufrimos. Y como siempre, en estas gestas hay sangre riverplatense presente: Montiel como una de las figuras de la cancha y Guido Rodríguez junto con Palacios aportando lo suyo en el segundo tiempo. Ostojich pitó el final y la algarabía se adueñó de todos: ¡Argentina campeón de la Copa América!