El delantero uruguayo siente que se ganó “el respeto del hincha de River” y, pese a sus 37 años, aseguró que se levanta cada día con entusiasmo para prepararse de cara al próximo partido en El Más Grande, donde desea tener una larga estadía. Además, explicó cuál es el secreto de su vigencia.
Causó ruido. Lejos de ser motivo de análisis por sus goles y condiciones técnicas, los cañones directamente apuntaron al número de documento. Sin embargo, poco a poco, Iván Alonso logró que ese prejuicio quedara a un lado. Si bien es cierto que no brilló, el punta siempre rindió.
Cumplió con las expectativas de Marcelo Gallardo, el técnico tan respetado -con motivos de sobra- a quien se le cuestionó de forma indirecta, cayéndolo demasiado al uruguayo, su pedido por un atacante experimentado. Feliz por su estadía en River, donde quiso jugar desde su época como adolescente, Alonso charló en exclusiva con La Página Millonaria. Cada palabra suya, elegida con un tono pausado, pensante, refleja la satisfacción personal y el orgullo que le representa vestir el manto sagrado a los 37 años.
-¿Qué evaluación hacés en lo personal de estos primeros meses en River?
-Citando lo personal, que para mí siempre es secundario, desde que llegué me he acoplado bastante bien al equipo. Es positivo porque estoy en una de las instituciones más grandes de América y conseguí un título internacional. Es un sueño cumplido y ahora voy en busca de más.
-¿Qué te pide Gallardo en tu posición?
-Cada vez que entro hay situaciones diferentes de partido. El otro día, específicamente, era romper un poco el espacio, estirar al equipo rival que venía haciendo un trabajo de presión bastante importante en la mitad de la cancha. Cada partido es diferente, te va pidiendo cosas diferentes. Después es la impronta y lo que lleva cada uno adentro.
-¿Te vas sintiendo cómodo con esos pedidos puntuales que Gallardo te hace para cada partido?
-Sí, sí. Estoy muy cómodo desde que llegué. En ningún momento sentí que me haya costado. El grupo me recibió muy bien, que eso es muy fácil para adaptarte rápido a la dinámica del equipo. Hay una calidad humana y personal tremenda. Eso facilita todo. Estoy sumamente contento por haber decantado en que mi carrera deportiva se cerrara el ciclo en Nacional, poder sumar este reto y estar a la altura de las circunstancias.
-A nivel minutos, tenés un gol prácticamente cada dos partidos, ¿estás conforme con tu aporte goleador hasta ahora?
-En lo que respecta al semestre pasado, sacando una conclusión, fui el segundo goleador del equipo. No me tocó demasiado ser titular, pero sí tener muchos minutos. Muchas veces es complicado porque entrás a cumplir otro rol. En este semestre me toca salir en el inicio desde el banco de suplentes. A un delantero realmente siempre le gusta estar cerca del gol, pero yo primo siempre por el resultado, que el equipo gane. Siempre uno quiere más y en este semestre espero superar la marca de goles que hice en el semestre pasado.
-¿Creés que ya dejaste atrás esos prejuicios que había de algunos hinchas en cuanto a tu edad?
-Si uno lo piensa con sentido común y lógica, es normal que el hincha, si no me conocía, no sabía cómo jugaba y le decían que el delantero que va a fichar River es extranjero y tiene 37 años, dijera “qué estamos haciendo”. Es algo normal. En ningún momento me jugó una mala pasada o un mal rato ni lo tomé para demostrarle al hincha que estaba equivocado, sino que lo tomé como algo lógico, normal. Sí pensaba que si una institución grande y ganadora como River, y un entrenador exitoso, de los mejores en los últimos tiempos como Gallardo, me habían apuntado a mí para asumir el reto de venir a River, tenía que seguir haciendo lo que vengo haciendo en toda mi carrera deportiva.
-¿Cómo podés calificar al hincha de River?
-Es tremendo. Siempre cuento que uno tenía sueños desde chico. Soñaba con jugar en el fútbol profesional de Uruguay, saltar al fútbol argentino e irme a Europa. Mi referencia, en ese entonces, era Francescoli. Mi sueño era saltar al fútbol argentino con la camiseta de River. Salté del fútbol uruguayo directamente al europeo e increíblemente las casualidades o el destino, no sé cómo se le puede llamar, hicieron que uno de los sueños que tenía en mi cabeza se cumpliera. Estoy tratando de aprovecharlo y disfrutarlo, sabiendo de la responsabilidad que uno tiene vistiendo la camiseta de River.
-¿Mirabas a River cuando estabas en Uruguay y tenías alguna preferencia en los superclásicos?
-Me decantaba siempre por River. Quizás por gustos futbolísticos, porque Francescoli, para todo uruguayo o al menos para mí, era un referente a nivel futbolístico. Seguía muy cerca todo lo que era River. Cuando River salió campeón de la Copa Libertadores en 1996 con Francescoli, yo tenía 15 años. Era un adolescente. Vivía y respiraba fútbol. Mi sueño era hacer de mi pasión, que es el fútbol, mi modo de vida. Uno de mis sueños lo pude cumplir como otros no los pude hacer. Estoy conforme, contento. Lo más lindo de esto, cuando uno asume un reto, es devolver la confianza y tener una buena performance dentro de la cancha. Ojalá que siga así.
-¿En qué se diferencia la camiseta de River del resto?
-Si lo tomo desde lo que a mí respecta, yo a todos los equipos que he ido siempre los he defendido con honestidad y dejando todo dentro de la cancha, tratando de aportar lo mejor para el equipo, siempre pensando más en el beneficio del equipo que en el personal. Pero sí lo que te puedo destacar es que en el tramo final de mi carrera a las dos instituciones más grandes como Nacional, en Uruguay, un equipo histórico y ganador, y River Plate acá en la Argentina. Quizás a la inversa de las carreras de muchos deportivas que tienen el auge al comienzo de sus carreras, a mí me pasó al revés, de los 33 años a los 37. Es increíble. Lo que a mí me deja es que esa larga carrera que llevo a mi espalda y todo ese amor, porque no hablo de sacrificio, con el que he tratado a mi carrera deportiva ha tenido recompensa.
-¿Cuál es secreto para tu vigencia? Es como si no tuvieras 37 años…
-No sé si hay secretos. Ya está todo inventado. Un buen entrenamiento, un buen descanso, una buena alimentación. Intentar todo aquello que pueda ayudarte a que mejores tu rendimiento aunque sea un 0,01%, bienvenido sea. Hay que estar abierto a escuchar, a querer aprender, a no creerte mejor que nadie, las ganas de levantar cada día a hacer lo que te gusta. Hay tantas cosas que hicieron que siga teniendo las mismas ganas que tenía cuando me dijeron “Iván, vas a empezar a entrenar y ser partícipe del primer plantel de River Plate de Uruguay”. Sigo teniendo las mismas ganas con 37 años, creo que ése es el secreto.
-Te queda contrato con River hasta el 30 de junio de 2017. Vos dijiste que te quedaron algunas metas por cumplir en tu carrera, ¿te queda alguna por delante en este tramo con River?
-Seguir ganando. En una institución como ésta, cada vez que salís a la cancha, hay que ganar. O, por lo menos, dejar todo para ganar. Me encantaría seguir cosechando títulos, jugar cosas importantes y ver qué es lo que pasa. Yo soy de ponerme metas a corto plazo. En el fútbol no existe decir “tenés contrato hasta…”. Hoy por hoy, defiendo a River hasta el 31 de diciembre. Después veremos qué es lo que sucede, el fútbol es muy dinámico. Ojalá pueda estar mucho tiempo acá porque desde que llegué me sentí muy bien. El respeto de mis compañeros, hay buena gente. Lo mismo del cuerpo técnico, la dirigencia y la gente. Me he ganado el respeto del hincha de River, y eso es lindo.
–Dijiste “ojalá pueda estar mucho tiempo acá”, ¿o sea que el retiro ni se te pasa por la cabeza?
-No. Sí tengo claro que el fútbol no me va a dejar a mí, yo voy a decidir cuándo voy a terminar mi carrera. Hoy me encuentro bien. No me cuesta levantarme para venir a entrenar. Me encanta prepararme para el fin de semana o para la semana cuando jugamos una copa internacional o Copa Argentina. Me encuentro bien físicamente, así que no hay nada que diga que mi retiro es cercano. Sí tomo a corto plazo los objetivos, tenga uno, dos, tres o cuatro años de contrato con una institución porque creo que es la forma de darlo todo. Si uno piensa a largo plazo. Ahí sí me pongo mi edad, porque a los 37 años no puedo pensar a largo plazo, realmente sería ridículo. Tomo cada semestre como si fuera el último. Después del parate de Navidad, veremos qué es lo que sucede. Tengo seis meses más de contrato acá, pero hay que ver qué es lo que sucede. Ojalá, mientras pueda seguir aportando y ayudando acá, mi deseo es seguir todo el tiempo que se pueda.
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