Lo que parecía ser un viernes común como cualquier otro resultó ser uno de los días más felices para todos los hinchas de River. Doce y media del mediodía Gallardo anunció su continuidad como DT del club (ni saben el ‘vamos carajo’ que grité).

Porque después de dos semanas de tantos golpes y dolor llegó este alivio, esta caricia al alma que todos necesitábamos.

No se deja de pensar en lo que pasó, ni por qué pasó, por eso Marcelo volvió a asumir su responsabilidad como la cabeza de grupo y a hacerse cargo de la situación.

Pensar en la ida de Gallardo después de fin de año era una patada ya estando en el piso. No estaba absolutamente nada confirmado y, como siempre, los rumores eran muchos más que las certezas. Pero en lo personal, no se había ido y ya lo estaba extrañando. Por eso tanta alegría el día de hoy.

Está claro que todo ciclo tiene su fin, las cosas no son eternas y está bien que así lo sea. Cuando algo muy bueno se extiende y se mantiene mucho en el tiempo empieza por naturaleza a desgastarse y ya no funciona como antes, o al menos no como al principio. Lo que pasa es que algún mal intencionado se adelantó en el tiempo y empezó a manifestar esa idea de que el Muñeco ya había cumplido su tarea, que no era lo mismo y que pase el que sigue. Me río, a este tipo le sobran ganas y fuerzas. Su entereza lo demuestra.

Por supuesto que esos eran los menos. Los números no son lo mío por eso me metí en la facultad de periodismo, pero me animo a decir que en un 99,9% los hinchas de River queríamos que se quede. Y eso quiere decir algo.

‘Cuando estás acostumbrado a ganar y después perdés duele mucho, pero esto sirve para aprender y cambiar. Esto que pasó me causó dolor pero a la vez me da mucha fuerza para seguir’. Palabras más, palabras menos: hay que bancarse perder. Y se la banca, eh.

Se bancó los dopings, las bajas, las idas desprolijas, el mal arbitraje, la guardia baja, el superclásico, y vino hoy a decir ‘ME QUEDO ACÁ’. Golpeado sí, pero estoy. Le faltó decir ‘vengan de a uno’.

‘Tengo esas ganas de querer seguir ligado a algo que pertenezco, que me siento con muchísimas ganas y energías de poder seguir’. Es innegable lo que ama al club, es innegable que no quiere abandonar a River en un mal momento, que quiere seguir porque así lo siente.

Es innegable además su espíritu de líder, de cabecilla principal de un conjunto que se hace cargo de sus errores pero que a la vez trabaja y comunica de manera colectiva, que no se cree más que nadie sino que se siente parte.

Sacó su lado más guerrero aclarando que ‘Si alguien tiene la intención de gastarme para que tome una decisión contraria se equivocó de camino’. Y encima sonreía. Casi que tenía un cuchillo en la boca. La bronca lo hace querer demostrar que con él, con River, no van a poder.

De corazón te agradezco porque la fácil hubiera sido irte, acusar cansancio y chau; la fácil hubiera sido decir ‘perdí los objetivos que me había puesto y me voy’. Pero no, se quiere quedar porque quiere darse (y darnos) otra oportunidad, ¿quién se quiere ir después de haber perdido? Los cobardes. Los líderes se quedan, las derrotas los motiva a tomar revancha. Dale, juguemos otro. Cabeza fría y el corazón sobre todo, así te quiero.

Quedate que quiero ganar de nuevo. Quedate que confío en vos más que antes, más que nunca. Quedate porque estando en tus manos siento que todo puede salir bien. Quedate porque todos te apoyamos, porque un mal momento no borra todas las sonrisas, todo lo logrado.

Te agradezco porque elegiste y nos elegiste a nosotros, elegiste tu casa, la de siempre. Te agradezco, por sobre todas las cosas, ser de River.

Algo más: no sé qué va a pasar con la dirigencia de River, pero eso sí, se quede quien se quede o vengan los que vengan, cuídenlo un poquito más a Gallardo, mímenlo. Él siempre deja todo, protéjanlo, guárdenlo, que si ustedes hacen las cosas un poquito mejor tenemos Muñeco para rato.

Y a vos Marcelo decirte que esta es tu casa, tu gente. Ojalá te quieras quedar siempre.