El 17 de diciembre de 1997, River logró la Supercopa Joao Havelange, el único título que faltaba en sus vitrinas, tras derrotar al Sao Paulo por 2-1 en el Monumental con dos golazos del chileno Marcelo Salas. Una multitud en el Monumental vivió otra gran noche de gloria.
La añorada Supercopa, torneo que reunía a los equipos que habían ganado al menos una vez la Copa Libertadores de América y que se disputaba desde 1988, se convirtió en una obsesión para River desde el mismo momento en que comenzó a disputarse, y más aún cuando algunas adversidades impidieron la conquista del gigantesco trofeo.
Por eso, el gran desafío de 1997 era conquistar la que finalmente sería la última edición (no se sabía en el momento de su disputa) de una copa que convocaba multitudes y que, a diferencia de la extinta Copa Mercosur y de la vigente Copa Sudamericana, se había enganchado masivamente en el hincha.
Volviendo a ese 1997 triunfal, una vez conquistado el Clausura de ese año, y luego de la frustración de no poder revalidar la Copa Libertadores lograda el año anterior, ya que se cayó por penales ante Racing en octavos de final, todos los cañones del gran equipo dirigido por Ramón Díaz se enfocaron en dos enormes objetivos: el tercer tricampeonato de la historia y la Supercopa.
River integró el grupo 3 junto a los brasileros Vasco da Gama y Santos FC y Racing Club. Al conjunto académico se lo derrotó en ambas canchas por idéntico marcador: 3-2. Al Vasco se le dio una tremenda paliza en el Monumental (5-1) y se lo venció en el Sao Januario por 2-0 en lo que fue el primer triunfo riverplatense en Brasil en competencia sudamericana y el partido que aseguró el pase a las semifinales. Con el Santos la cosa fue más pareja: triunfo 3-2 en el Monumental y caída en Vila Belmiro por 2-1.
En la instancia semifinal, River se enfrentó al por entonces muy fuerte Atlético Nacional de Medellín. Un partidazo en Núñez terminó con un corto 2-0 con dos hermosos goles de Marcelo Salas. Se sufrió bastante en la revancha en tierras colombianas, pero un salvador gol del Muñeco Gallardo fue determinante para que, aún perdiendo por 2-1, River clasificara por segunda vez a la final de la Supercopa.
La frustración de 1991 ante el Cruzeiro tendría que ser revertida. En esta ocasión el rival iba a ser otro poderoso equipo de Brasil: el Sao Paulo FC. El 4 de diciembre se jugó la primera final en el Morumbí. River pudo haberse traído la victoria para Argentina, pero fue finalmente un 0-0 esperanzador de cara a la revancha.
Trece días después, un Monumental abarrotado de gente clamaba por la consagración que, sin embargo, no iba a ser fácil, pero que iba a tener a una figura excluyente: el chileno Marcelo Salas. El primer tiempo terminó sin goles, y todo River lamentó que a los diez minutos, Francescoli desperdiciara una gran ocasión al fallar un penal que le atajó Roger. Pero a los dos minutos de la segunda parte, Salas anotó el primer gol. No duró demasiado la tranquilidad, porque cuatro minutos más tarde igualó Dodó con un fuerte remate, pero a los doce, nuevamente Salas marcó un golazo y ya no se iba a mover el resultado hasta el final.
La Supercopa la recibió Enzo y fue pasando por las manos de todo ese enorme plantel que, si bien festejó hasta el cansancio, quedó concentrado para el siguiente objetivo: ganarle el Apertura a Boca y conseguir un nuevo tricampeonato para las vitrinas del club.
Vale recordar el equipo que, dirigido por Ramón Ángel Díaz, se coronó aquel 17 de diciembre de 1997: Germán Burgos; Hernán Díaz, Celso Ayala, Eduardo Berizzo, Diego Placente; Roberto Monserrat, Leonardo Astrada, Juan Pablo Sorín (Marcelo Escudero), Marcelo Gallardo (Santiago Solari); Enzo Francescoli (Leonel Gancedo) y José Marcelo Salas.
