El 24 de agosto de 1913 se disputó el primer River-Boca oficial de la historia. En la cancha de Racing, los riverplatenses se impusieron por dos a uno, en el que fue el partido que inauguró el historial del clásico más grande y apasionante del planeta.
Si bien River ya militaba en la máxima categoría del fútbol argentino desde 1909 tras golear a Racing en diciembre de 1908 en la final por el ascenso, hasta 1913 no disputó ningún partido contra Boca Juniors, su rival de barrio, ya que el conjunto auriazul no podía obtener el ascenso en el campo de juego, algo que sí pudo lograr para ese año, gracias a una reestructuración que permitió el ascenso de varios equipos, entre los que se encontraban los vecinos de barrio.
A pesar de no haber habido enfrentamientos oficiales, la rivalidad entre ambos clubes ya era notoria y conocida en el ambiente futbolístico de aquel entonces, aunque ni River ni Boca eran los equipos más populares ni mucho menos los más poderosos en aquel entonces. Una serie indefinida de partidos amistosos entre ambos clubes, incluyendo las divisiones juveniles y menores, fue el caldo de cultivo de la rivalidad que, tras cada enfrentamiento, se vivía intensamente en el barrio, con cargadas y dedicatorias hacia los derrotados de turno por parte de los vencedores que enrostraban por todo el barrio su supremacía futbolera.
No se sabe con precisión cuál fue el primer enfrentamiento entre los de la banda roja (tricolores desde 1909) y los de azul y oro (que al principio también jugaban con banda), aunque historiadores de ambos equipos coinciden en que debe haber sido en 1906. Tampoco hay estadísticas y ni siquiera una cifra aproximada de los encuentros que se jugaron hasta agosto de 1913, pues si bien hay varios partidos amistosos registrados en la prensa de la época, hay plenas certezas de que se jugaron muchos más pero no fueron informados a los diarios.
Pero lo notorio de la rivalidad se puede apreciar perfectamente en un comentario aparecido en el diario La Argentina del 24 de agosto de 1913: “Los dos poderosos elencos de la Boca se encontrarán por primera vez en esta temporada, y quizá por primera vez también de su vida deportiva como instituciones ya definitivamente consolidadas”. Muy claro lo que apareció en ese matutino que en la época era el que más y mejor informaba sobre fútbol. Pero en el segundo párrafo se seguía hablando de la importancia del duelo boquense: “El match despierta un interés tal en ese mundo activísimo, que no es exagerado afirmar concurran a él un número de espectadores como posiblemente no hemos presenciado jamás en encuentros de nuestros campeonatos”. Mejor presentación del puntapié inicial del otrora “clásico de la Boca”, convertido después en el “clásico de los clásicos” y ahora definitivamente catalogado como “superclásico”, imposible. Nacía el duelo más importante del fútbol mundial.
El escenario fue la cancha de Racing en Avellaneda, un estadio capaz de albergar a las siete mil personas que llenaron las tribunas, pues además Boca había sido desalojado de su terreno en la Dársena Sur. El diario La Nación comenzó su crónica destacando que “el anuncio de este match, despertó en el público mucha expectativa, por contar ambos cuadros con elementos de cierta valía en sus filas, por sus posiciones casi iguales en el campeonato, y, más que todo, por el conocido antagonismo que media entre ambos clubs”. Las crónicas de toda la prensa gráfica dieron cuenta de la dureza del juego y de la inmensa cantidad de interrupciones que hubo durante todo el cotejo. El diario La Mañana describió con claridad que “la lucidez del encuentro hubiera sido mayor a no mediar las brusquedades del juego desarrollado por los dos bandos en lucha, fruto de una rivalidad existente entre ambos desde años atrás”. El tema de la beligerancia histórica entre ambos rivales boquenses seguía firme en los diarios, aún en las crónicas de juego.
Los jugadores de River que protagonizaron el histórico partido fueron: Carlos Ísola; Arturo Aníbal Alejandro Chiappe, Pedro Calneggia; Heriberto Simmons, Cándido García, Atilio Peruzzi; Luis Galeano, Antonio Ameal Pereyra, Alberto Penney, Fernando Roldán y Roberto Fraga Patrao. A su vez, Boca formó con: Virtú Bidone; Garibaldi, Lamelas; Valentini, Vergara, Elena; Calomino, Romano, Mayer, Abbatángelo y Taggino. Vale señalar como gran curiosidad que de los jugadores riverplatenses, Penney fue fundador de Boca, mientras que Ameal Pereyra jugó para los xeneizes en 1922. Asimismo, de los que integraron el plantel boquense de aquella tarde, Abbatángelo había jugado en River en 1910, mientras que Taggino jugó para los entonces tricolores entre 1916 y 1918.
El primer gol del partido lo anotó Cándido García de cabeza a la media hora de juego y tras un tiro de esquina ejecutado por Fraga Patrao. Tras el descanso, a los dos minutos, nuevamente Fraga Patrao habilitó a un compañero, esta vez a Ameal Pereyra que con un fuerte remate puso el dos a cero para River. Durante el segundo tiempo hubo varios sucesos violentos que, según La Mañana, “la violencia de las maniobras degeneró en escenas de pugilato”. Ambos equipos se quedaron con diez jugadores ya que debido a la violencia se retiraron lesionados Ameal Pereyra y Garibaldi. Descontó Mayer a falta de un cuarto de hora para el final. Boca intentó el empate, pero River no solamente aguantó el resultado, sino que pudo haber marcado el tercer gol. Sin embargo el 2-1 quedó sellado y quedó definitivamente en la historia que, la primera vez que River Plate y Boca Juniors se enfrentaron por los puntos, el triunfo correspondió a los riverplatenses. El triunfo de los tricolores fue ampliamente festejado en el barrio, con gastadas a los perdedores incluidas. El barrió se revolucionó como en las grandes ocasiones y las repercusiones se vieron reflejadas en la prensa días después. El clásico más importante del planeta, nacía de la mejor manera posible.
Aclaración:
Vale el recuerdo del centenario del primer clásico, para afirmar una vez más que el fútbol no nació con el profesionalismo. Contar la historia a partir de 1931 es hacerlo de manera sesgada e incompleta. Antes de ese año hubo mucho fútbol y fueron los cimientos de los grandes clubes que después supieron ser las instituciones argentinas. Se jugaron partidos ante multitudes que fueron la base de la gran pasión argentina por el fútbol, y sus estadísticas, resultados y campeonatos deben contarse, tanto en lo que puede favorecer a River (sus clásicos contra Boca) como en lo que no (menos torneos logrados). Lo mismo vale para las copas oficiales que se han dejado de jugar a lo largo de la historia y que en su momento fueron más que importantes. Que la AFA las haya incluido en su web (no reconocido, porque eso lo hizo en su momento) es un paso importante para que el hincha y la prensa deportiva, puedan aumentar su conocimiento del fútbol argentino.
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FOTO: Un recorte del diario El Nacional que muestra el equipo de River en ese encuentro.





