Desilusión. Dolor. Tristeza. Eso siente el hincha de River después del primer partido de la llave de semifinales ante Atlético Mineiro. El Millonario fue goleado por el conjunto brasileño y depende de un milagro para clasificar a la final de la Copa Libertadores. Marcelo Gallardo erró en el planteo y los jugadores, una vez más a la hora de un partido importante, no estuvieron a la altura.
River casi no le pudo hacer cosquillas a Mineiro en toda la noche. Más allá del arbitraje papelonezco de Jesús Valenzuela, comprando cada una de las simulaciones de los futbolistas brasileños, el equipo nunca estuvo en partido ni cerca de marcar un gol. ¿Los que más sufrieron? Los defensores y los volantes.
Fonseca, Nacho Fernández y Simón no pudieron sostener la pelota, generar juego ni darle profunidad al equipo. Erráticos, incómodos e improductivos, sobre todo el número 26. De hecho, por momentos la pelota los pasaba por encima buscando directo a Borja o Colidio. En el fondo, González Pirez fue el único que dentro del descalabro terminó “cumpliendo”.
Paulo Díaz y Pezzella sufrieron horrores a Hulk y Deyverson y mostraron serias fallas de ubicación y retroceso en todos los goles de Mineiro. Enzo Díaz hizo lo que pudo y Bustos pasó desapercibido. Por eso Gallardo, en cuestión de diez minutos, metió cinco cambios: primero los tres volantes afuera y luego la dupla de delanteros.
En medio de todos los errores futbolísticos o tácticos, nuevamente el hincha está dolido por la falta de personalidad y rebeldía que demostraron los once titulares ante un contexto adverso como lo era jugar en cancha de Atlético Mineiro. Una semifinal de Copa Libertadores exige ese plus que solía sacar a relucir el River de Gallardo en otras épocas y que hoy brilló por su ausencia.
Gallardo, responsable de la goleada
Así como los jugadores tienen siempre su cuota de responsabilidad ya que son los que defienden la camiseta en la cancha, Marcelo Gallardo también incidió negativamente en la derrota. Los cambios (de nombre y esquema) no le funcionaron al técnico, tampoco la postura que le adoptó a su equipo y menos los cambios en el complemento.