Era todo negativo. Una noche horrible y mal parida para un River que se encargó de cometer todos los errores que no debe realizar un equipo que tenga pretensiones de ganar la Libertadores. Lo que vimos fue preocupante. Un primer tiempo pésimo y un partido que transitaba sobre carriles irremontables, hasta que apareció el empuje del final y el gol de Lucas Martinez Quarta. Ese tanto nos permitió encontrar un poco de luz en una noche tan oscura.
Es para replantearse en la intimidad del cuerpo técnico la planificación del encuentro y el armado del once inicial. Se regaló el primer tiempo. Mas allá de que un gol tempranero suele cambiar las características de un partido de futbol, quedó una sensación de que River salió a la cancha diseñado para contrarrestar las virtudes de Palmeiras y controlarlo que para atacarlo e intentar dominarlo. El sistema tuvo 3 defensores centrales, mas los 2 laterales subidos a la mitad de cancha y a Enzo Perez con Kevin Castaño como volantes de marca. Terminó siendo un equipo pensado mas en contener que en elaborar. Se armó una formación que apostó al equilibrio defensivo pero resignó juego y creación. Nacho Fernandez era el único que estaba para esa función y se lo vió muy sólo. Nunca tuvo compañía ni socios naturales. River perdió la pelota y corrió atras de ella durante esos 45 minutos. Nadie la agarró. Nadie pensó. Nadie le dió un destino seguro. No se hizo fuerte desde la tenencia y fue superado por el gran manejo y la capacidad técnica de su oponente. Sumado a un ritmo físico que tambien evidenció la diferencia entre un equipo y el otro. Ademas podemos agregar a esta descripción una falencia alarmante: le llegaron y le convirtieron con una llamativa facilidad. Pasando en limpio. Durante esa etapa inicial River no pudo jugar ni ofrecer resistencia. Se fue al vestuario 0-2 y con una triste sensación de equipo derrotado.
El equipo lógico del segundo tiempo
La historia empezó a ser diferente con las modificaciones. Afuera Paulo Diaz de pésima actuación y al borde de la expulsión, adentro Martinez Quarta. Salió Enzo Perez, a quien le costó mucho ese primer tiempo, para que Juan Carlos Portillo se ubique de 5 y de esa manera River pueda incorporar al partido un futbolista que con su talento mejoró la imagen del equipo: Juan Fernando Quintero. Al 10 a veces se lo señala por cuestiones físicas y por ciertas lagunas en su rendimiento, pero anoche con su sola presencia River fue otra cosa. Le puso su ritmo y sello a cada ataque. Hizo mover a sus compañeros. Pensó, asistió y si bien es cierto que convivió con imprecisiones, su conducción y buena pegada resultaron inquietantes para los brasileños. No la rompió Juanfer pero se destacó por hacer lo que ninguno de sus compañeros había hecho en el primer tiempo: jugar al fútbol y contagiar al resto. Todos empezaron a participar mas y el complemento fue un poco mejor.
Juanfer fue fundamental para la mejoría de River en el segundo tiempo.
En ese periodo además de lo dicho sobre Quintero, creció Portillo, entró bien Martínez Quarta, mejoró Marcos Acuña, apareció mas Nacho pero River seguía sin generar peligro concreto en el arco rival. No fue bueno lo de Seba Driussi, quien nuevamente se retiró lesionado. Al espíritu indomable de Maxi Salas le apareció su domador y fue Gustavo Gómez. Sin embargo fue un error su salida. El ex Racing, aún un jugando mal, obligaba y se fajaba físicamente con los centrales rivales. Una acción de la que podia sacar provecho un delantero mas de área como Miguel Borja, pero Gallardo decidió otra cosa. Pudo haber sacado un volante (en ese tramo ya sobraban Castaño o Nacho) para terminar con Colidio y Salas obligando por los costados y Borja métido en el área. A la preocupación que ya tenia Gómez con Salas, agregarle la del Colibri. Finalmente optó por hacer delantero por delantero y eso le alivió el trabajo al defensor paraguayo.
ver también
Felipe Anderson, jugador de Palmeiras, quedó sorprendido con el Monumental tras jugar con River
Aferrarnos a la ilusión
Ahora no nos queda otra que aferrarnos al gol que achicó diferencias porque queremos mantener la fe y la expectativa para la semana que viene. La ilusión está en poder revertirlo. La realidad indica que en ese primer tiempo, Palmeiras superó claramente a River como pocas veces lo vimos en el Monumental y eso puede repetirse en San Pablo si no se toma nota. Sólo la grandeza de nuestra camiseta y esa mentalidad ganadora que tenemos incorporada de nacimiento por ser hinchas de River nos permite soñar con una remontada que de suceder será epica e histórica. ¿Estará este equipo capacitado para una noche así? Lo sabremos en una semana. Lamentablemente llegamos a la revancha como no queríamos. Otra vez nos queda en el paladar el mismo sabor de decepción que tuvimos en la Copa 2024 con Atlético Mineiro. Se cometieron errores de planteo y estrategia que nos pueden costar la clasificación. Se falló en los duelos individuales. La gran diferencia es que esta vez la serie no está sentenciada. Quizás si condicionada, pero en definitiva es sólo un gol. Es ir a ganar a Brasil como lo hicimos en el 2015 y 2018 teniendo claro que este River no se parece a aquellos. Igualmente vamos a poner las manos en el fuego aún sabiendo que nos podemos quemar. A confiar una vez mas. A pensar en positivo y creer que el pase a semifinales todavía es posible. Fue tan flojo lo de ayer que hoy sentimos que perder por un gol fue sacarla barata. Que si bien es un resultado negativo todavía se lo puede dar vuelta. Dios quiera que suceda…!!
