Hay cosas que la razón nunca entenderá. Hay sentimientos que no se pueden controlar jamás. En este bendito deporte que es el fútbol queda claro que el corazón domina la mente. Porque como expresó Guillermo Francella en el personaje que interpretó para la película “El secreto de sus ojos”, en la vida se puede cambiar de todo menos de pasión. Y el domingo quedó comprobado que esa pasión si es genuina y verdadera jamás se podrá reprimir por mas que el cerebro indique otra cosa. Si en la previa del partido entre ellos y Racing, la mente fria y calculadora se ponía a analizar cual era el panorama mas favorable para River, seguramente era mantener viva la posibilidad de jugar esa Copa que se transforma en el objetivo principal y la obsesión de cada año. La Libertadores es el trofeo mas valorado y preciado por todos nosotros. Lo reconocemos de esa manera y no lo vamos a negar ahora. El tema acá es nuestra esencia. La que nunca jamás va a sentirse comoda con un triunfo de Boca. La que a los 5 minutos protestaba frente a la tele pidiendo un lateral para La Academia. Lo sentimos asi. No nos nace lo otro. No lo podemos manejar, y por mas que la cabeza fría nos dijera que a River lo beneficiaba el año que viene jugar la Libertadores, nuestro corazón vivió los 90 minutos de la Bombonera de otra manera, gritó con fuerza el gol de Adrián Martinez y explotó de felicidad cuando terminó el partido y perdieron el campeonato que tenían servido en bandeja y festejaban antes de tiempo.
Ser fieles a nuestro corazón
Sin ser el dueño de la verdad, creo que es lo que nos pasó a todos los hinchas de River que fuimos fieles a nuestro corazón, aunque la cabeza pedía otra cosa. Hubiese sido muy bravo para todos sumarle a este pésimo año de River la coronación de Boca y la posibilidad de que ademas tengan la chance de disputar y ganar otros dos títulos. En tiempos donde el fútbol argentino regala prestigio y se cuentan como estrellas hasta los entrenamientos ganados era muy facil para esa cuestión marketinera absurda instalar felicidad y potenciar esas estadísticas novedosas y abultadas que nunca fueron reales. Crecimos a lo largo de tantas décadas con otros registros distintos a estos. Eso ya no sucederá. Boca perdió y empezarán a salir a la luz sus eternos problemas. Las duras críticas que ya se escuchan a su entrenador y a muchos de sus jugadores. Con el paso de los dias deberan ir asimilando un fracaso mas de esta gestion que lo tiene a Juan Román Riquelme como presidente, a quien desde esta columna le deseamos larga vida en su cargo.
River quedó oficialmente clasificado a la Copa Sudamericana 2026.
Ya no habrá campeón que moleste. Ni final de campeonato que nos inquiete. La semana será mas tranquila. Disfrutaremos del cabaret ajeno y nos enfocaremos en nuestra realidad que deberá empezar a cambiar a partir del año que viene. Esta prohibido un 2026 parecido al 2025 que esta terminando. River Plate deberá recuperar su estilo y grandeza para cumplir objetivos y conseguir nuevos títulos para la historia de este Club. Ya sabemos lo que nos espera. La derrota de Boca no nos eliminó de la Libertadores. Nos clasificó a la Copa Sudamericana que pudo haber corrido cierto riesgo si en el calendario inmediato aparecía la disputa de un repechaje traicionero que ya comprobamos este año que si te va mal te deja afuera de todo. Hasta de la Sudamericana.
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Amigarse con la Sudamericana
Es una Copa que nos trae bellos recuerdos. Es cierto que la última vez que participamos llegamos a la semifinal y perdimos con Huracan en el 2015, pero ese equipo había conseguido meses antes la Libertadores y ya tenía puesta la cabeza en jugar contra el Barcelona la final del Mundial de Clubes a los pocos dias. La ganamos un año antes de manera maravillosa. La edición del 2014 es un capitulo importante de nuestra historia reciente. Eliminó a Boca en Semifinales y venció a Nacional de Medellin en la Final. Fue el primer gran equipo de Marcelo Gallardo. El que tenía a Marcelo Barovero siendo pieza clave en el arco. A esa defensa impresionante integrada por Gabriel Mercado, Jonathan Maidana, Ramiro Funes Mori y Leonel Vangioni. Fue la Copa que le empezó a dar a Leo Ponzio la chapa de Caudillo. También la revancha a Carlos Sanchez. Fue la del futbol total y los goles de Leo Pisculichi. La confirmación de una gran dupla ofensiva con Rodrigo Mora y Teo Gutierrez. Esa Sudamericana 2014 esta guardada en nuestros corazones para siempre. Representa el inicio de un ciclo internacional glorioso y de una etapa triunfal ante Boca memorable. Ojala pueda ser nuevamente el trampolín y el inicio de una nueva Era Gallardo ganadora y feliz. Será nuestro principal deseo en el brindis de fin de año.
River ya tiene historia en Copa Sudamericana.
Diciendo todo esto no intento vender espejitos de colores ni tapar fracasos deportivos. No se trata de romantizar el mal momento. Está claro que River debió ser campeón y jugar el año que viene la Libertadores, pero nada salió bien y todo fue una larga agonía generadora de mucha tristeza. Hasta el domingo. Las imágenes que observamos nos mejoraron el semblante, nos levantaron el ánimo y nos hacen recibir la noticia de la clasificación a la Copa Sudamericana con una sonrisa.
