Hay una frase muy conocida en el ámbito del fútbol que expresa “las finales no se juegan, se ganan”, bueno permítanme hacerle una pequeña modificación y decirles a todos ustedes queridos lectores de La Pagina Millonaria que en el debut en una competencia internacional tan prestigiosa como este Mundial de Clubes que se está disputando lo único importante era un resultado positivo y River lo consiguió.
Ya habrá tiempo y partidos por delante para ponernos puntillosos en el análisis futbolístico. Nunca le escapamos a eso, por el contrario, desde estas columnas tenemos un espíritu crítico para opinar sobre el rendimiento del equipo. Hemos dicho abiertamente cuando nos gusta y lo mismo cuando no nos convence. Siempre fuimos rigurosos con las actuaciones de River y lo seguiremos siendo. Quien escribe este texto es un fundamentalista del buen juego. Repito como un loro una y otra vez que en esta institución importan mucho las formas y la manera que se desarrollan para obtener un triunfo. No comulgamos nunca con el ganar como sea. Nos gusta además de ganar, jugar bien y si es posible también golear. Dicho esto, y dejándolo bien en claro, hoy siento que todo lo mencionado no va de la mano con el contexto y la necesidad que vive River en Estados Unidos.

River arrancó con el pie derecho el Mundial de Clubes.
Solo servía sumar de a tres
Había que ganarle al Urawa Red Diamonds y en este caso si valía el como sea. Era el único resultado que servía para arrancar con el pie derecho y empezar a mirar con buenas expectativas el futuro en esta Copa. Otro resultado que no hubiese sido la victoria complicaba las cosas. Generaba inseguridad. Provocaba una preocupación que hubiese sido toxica para la salud de River. Era empezar hacer cuentas demasiado rápido. A tener que jugar partidos de eliminación de manera anticipada. Desaparecía el margen de error y cualquier tropiezo futuro nos podía dejar en jaque mate Por eso la victoria es clave. Me animaría decir fundamental. Ya tener 3 puntos en el bolsillo para ir a enfrentar a Monterrey o al Inter es una tranquilidad. No es determinante ni decisivo, es cierto, pero de solo imaginar un empate o una derrota con el equipo japonés todo se hubiese alterado para mal.

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¿Entienden porque esta vez le doy tanto valor a un resultado? No busco ni intento convencer a nadie. De hecho, me hace un ruido interno también a mí el pensar de esta manera, pero hoy prefiero ser sincero y escribir sobre la satisfacción grande que siento por el triunfo. Me da paz. Jamás seré resultadista. Nunca me voy a transformar en un oportunista que analiza resultados, pero esta victoria confieso que me serena. Hasta me animo a decir que la celebro y la festejo fuerte. Y sería una verdadera pena si hay hinchas de River que no hacen lo mismo o no lo sienten parecido. No se trata de ser aplaudidores seriales ni mucho menos conformistas. Solo es valorar lo conseguido en un torneo internacional difícil, altamente complicado y donde un poco también esta en juego el orgullo de representar al país e intentar llegar lo más lejos posible. Somos el más grande del país y no podemos (ni debemos) quedar eliminados en fase de grupo.
River fue contundente e hizo diferencia en el área
Ahora si quieren detenerse en el juego del equipo y abrir un foco de atención en ese aspecto también me parece válido y nada cuestionable. Todos queremos ver la mejor versión futbolística de River y ayer en Seattle no la vimos. Claramente fue un duelo parejo y muy disputado. Por momentos fuimos superiores y establecimos nuestro juego. En otros nos sentimos incomodos y fuimos presionados. No fluyó ni se desenvolvió el equipo como pretendemos. Se lo notó en varios tramos del partido con ritmo lento, sin sorpresa y con dificultades defensivas. No es nuevo todo eso y ya ha sucedido en varios encuentros del torneo nacional. Urawa es un equipo rápido, intenso físicamente y con buen manejo de pelota. A River todo eso lo complica. La diferencia estuvo en las áreas. El equipo de Gallardo fue contundente. Mostró más jerarquía para definir y no necesito de un gran juego colectivo, ni de muchas situaciones de gol para convertir tres tantos e imponer su presencia. No brilló como equipo ni tuvo individualidades en gran nivel. Le faltó todo eso, pero lo compensó con la contundencia y le alcanzó para ganar el partido. Se puede destacar la buena actuación de Facundo Colidio, la aparición necesaria de Franco Armani, las ganas de Gonzalo Montiel, los ataques de Marcos Acuña y el despliegue de Kevin Castaño. Después por supuesto que hay cosas que revisar y mejorar. En defensa no vimos una zaga del todo firme y el sector izquierdo sigue siendo muy vulnerable. No hubo corte en la mitad de cancha. Tampoco demasiado juego. Fueron escasos los aportes en ese aspecto tanto de Ignacio Fernandez como de Franco Mastantuono. Desde el banco entraron bien Gonzalo Martínez y Maxi Meza, no así Miguel Borja. La gran preocupación fue la lesión de Sebastian Driussi. En todo esto creemos que deberá trabajar Marcelo Gallardo y su cuerpo técnico, pero siempre es mejor hacerlo en un clima de triunfo, que con el bajón anímico de una derrota.
Por eso amigo hincha de River hoy enfoquémonos en la victoria y nada mas. Ya habrá tiempo para exigir y pretender más. El deseo de la excelencia siempre esta presente pero creo que ahora no es el momento. Intentemos disfrutar este gran primer paso realizado que nos permita soñar con avanzarnun poco más. Ganó River en el Mundial de Clubes y es un gran motivo para estar contentos.