Otra eliminación mas que nos golpea duro y nos rompe todo tipo de ilusión. Nos duelen mucho las frustraciones deportivas en este club. Porque nuestra mentalidad es ganadora. El ser hinchas de River viene con el gen de tener la expectativa de ganar todo lo que se juega. Principalmente porque somos la institución futbolera más grande e importante que tiene este país. Y ademas porque siempre estuvimos acostumbrados a la felicidad de los grandes triunfos y las conquistas históricas. Asi lo indican nuestras vidas sin importar la edad que tengamos cada uno. Todas las distintas generaciones de hinchas millonarios han disfrutado de grandes equipos e inolvidables victorias. Por eso nos pone mal ver a River perder tan seguido. Nos amarga no lograr los objetivos que pretendemos y que en el último tiempo nunca se nos dan. Sumamos una decepción tras otra. Es un golpe reiterado a esa ilusión que asi como nace, muere rápidamente.
Una decepción tras otra
Nos acostumbraron a perder. A tener que comprender derrotas. Y eso es muy difícil de asimilar para nuestra cultura e idiosincrasia. Si bien es real que en el fútbol se pierde mas de lo que se gana, aquí en River se esta perdiendo muy segudo. En esta década que va transcurriendo se ganó menos de lo que debería haberse ganado. Se han perdido una gran cantidad de copas y torneos por falencias y limitaciones propias. Son tropiezos que pudieron y debieron ser evitados. Derrotas que llevan nombre y apellido: River Plate. El listado de caídas en estos últimos cinco años es grande y ya lo conocemos. Podemos mencionar un montón de partidos donde no se consiguieron los resultados y tampoco se dió la talla. Eso es lo que más molesta e irrita. Lo que más nos enoja. Desperdiciar oportunidades favorables y por errores propios quedarnos con las manos vacías. Abundan las batallas perdidas y no se recuerdan durante este periodo victorias importantes. Los clásicos con Boca y nada mas. Después para encontrar una gran victoria, de esas que dejan huellas y hacen historia, debemos irnos a lo que sucedió y vivimos antes del 2020. Todo lo que vino después de esa fecha es poco. Muy poco.
Demasiadas eliminaciones dolorosas
Duele esta eliminación con Palmeiras, como dolió la del año pasado con Atletico Mineiro. O la del 2023 con Inter y ni hablar la del 2022 con Velez. En el 2021 también caimos de mala manera frente al Mineiro, pero como veníamos de épocas dulces se asimiló con naturalidad. Hubo otra eliminación en la Copa 2020 (también ante Palmeiras) pero aquella vez el equipo tuvo una actuación que rozó lo épico y despertó el reconocimiento de propios y extraños. Esa noche quedamos orgullosos aún en la derrota. El problema es que ahora se empiezan a acumular y convertirse en una mochila pesada. En todas estas Copas mencionadas debimos dar mas, dejar otra imagen y llegar mas lejos. En esta también.
River volvió a desilusionar a sus hinchas.
Es cierto que caímos ante un equipo poderoso, repleto de figuras y con la chapa de gran candidato a ganar la Libertadores. Un rival que tiene argumentos para vencernos sin que parezca algo ilogico. Nos cruzamos muy temprano con Palmeiras y de eso también somos culpables por no vencer de local a Univeesitario en la ultima fecha del grupo. Un triunfo que nos hubiese permitido terminar mas arriba en la tabla general y evitar rivales pesados en una instancias de cuartos de final. El camino se dió asi y toco de esa manera. Ahora con la historia escrita para entender el porqué de esta nueva eliminación hay que empezar a repasar el muy mal partido que River realizó en el Estadio Monumental. Quedó afuera en San Pablo pero en Buenos Aires condicionó su suerte. Ayer el equipo estuvo a la altura. Cumplió. Dijo presente. No hizo el gran partido pero jugó correctamente el primer tiempo. Bien plantado y con mucho ímpetu. Eso le permitío ser más que su rival. Justificó en ese tramo la victoria parcial por 1 a 0 y hasta pudo ser 2 a 0 si Kevin Castaño no mostrara algunas falencias impropias de un jugador cotizado en 15 millones de dólares. Igualmente el 1 a 0 era un buen resultado para irse al vestuario en el entretiempo y manejar el partido durante los 45 restantes. El segundo tiempo lo inició con la misma postura pero lamentablemente se descuidó una vez y lo pagó con el gol del empate. A partir de ese momento el tramite se emparejó. Lo tuvo Maxi Salas al definir de cachetada tras una gran maniobra personal y casi la clava Miguel Borja pero la respuesta de Wewerton fue sensaciónal. No pudo llegar a ese gol que lo ponga otra vez en ventaja y se descontroló en los últimos 5 minutos desdibujando el resultado final.
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La eliminación fue en el Monumental
Por eso digo y repito. Los motivos de la eliminación habrá que buscarlos en los 90 minutos disputados en casa. En el mal planteo de Marcelo Gallardo. En la falta de actitud de los futbolistas durante esa primera etapa. En esos insolitos errores cometidos que le fueron simplificando la serie al Palmeiras y nos obligo a jugar la revancha en territorio visitante estando en desventaja. No me genera tanta bronca el partido de ayer como si me la provoca el de la semana pasada. El 1-3 es mentiroso. No existió esa diferencia y lo mas justo era un empate. El descontrol provocado por el arbitro llegó en tiempo cumplido cuando ya agonizaba la esperanza de remontar la derrota del Monumental. Nos quedará la duda de saber como hubiese sido encarar esta revancha habiendo ganado la ida. Seguramente con mas chances de clasificar. Por eso es imperdonable como River regaló aquel partido. Y también que haya llegado a esta etapa del año y de la Libertadores con un equipo en construcción y sin jugar bien. Siendo poco confiable. Con una formación sin afianzar. Sin encontrar la estructura colectiva necesaria que le permita jugar de otra manera y superar esa calificación de 5 puntos que le puso Gallardo su River y por supuesto a su gestión como entrenador.
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Venimos acumulando un 2022 sin títulos. Un 2023 donde disfrutamos de aquel gran equipo campeón pero que se apagó rápidamente con eliminaciones inesperadas en Libertadores y Copa Argentina. En el 2024 empeoró y salvo una Supercopa con Estudiantes, se volvió a perder todo lo que había en juego, incluso una serie ante un equipo de segunda division como Temperley. En este 2025 no levantamos cabeza. Venimos golpeados por la eliminación con Platense en el campeonato, por la discreta participación en el Mundial de Clubes y por esta caída en Libertadores. Ahora nos queda el Torneo y la Copa Argentina. Es obligatorio salir campeón. Hay que cortar con esta acumulación de frustraciones deportivas que no encajan con nuestras exigencias. Es momento de ganar. De sumar estrellas. Nos dejaron con las ganas de la 5ta Copa Libertadores de nuestra historia. No nos vuelvan a dejar con las ganas en las competencias que todavia disputamos. Queremos gritar CAMPEÓN antes de fin de año y tienen prohibido volver a decepcionarnos.
