A lo largo de toda la serie contra Palmeiras, más allá de algunos momentos en los que unos pocos jugadores pusieron la cara y levantaron el nivel colectivo del equipo, River rindió por debajo de lo requerido para este tipo de partidos. Falencias que quedaron evidenciadas en tres factores determinantes.
Con errores tácticos, de funcionamiento y de rendimientos individuales, River nunca pudo dar vuelta la llave con Palmeiras. Por algo, más allá de los fallos del árbitro Andrés Matonte (que sin duda influyen) anoche en Allianz Parque, la serie terminó 5-2 para los brasileños.

River repitió errores ante Palmeiras. (getty)
Gallardo y la falta de un esquema claro
En primer lugar, una de las principales críticas recae sobre Marcelo Gallardo y la ausencia de una idea general de juego. Pese a que solo quedan tres meses de competencia, el entrenador habló de una “etapa de crecimiento” que, a esta altura, no puede permitirse.

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A lo largo de los poco más de 190 minutos que se disputaron, River utilizó un total de cuatro esquemas distintos: el 5-3-2 y el 4-4-2 con dos creativos en la ida, y el 4-5-1 junto al 4-3-3 en la vuelta. Una muestra clara de que el Muñeco aún no le encuentra la vuelta a su plantel ni logra hacerlo funcionar.

River volvió a caer ante Palmeiras. (Getty)
Poca efectividad a la hora de atacar
Casi de la mano con el punto anterior, la serie ante Palmeiras reflejó una realidad que River arrastra desde hace tiempo: no logra generar peligro real en el arco rival. A diferencia de los 14 tiros claros que tuvo el conjunto brasileño (10 de ellos en la vuelta), el Millonario apenas ejecutó 5 disparos en toda la llave.
Sin poder generar chances claras y sostenidas, el equipo de Gallardo se limita a un puñado de situaciones de gol por partido. Esa falta de contundencia lo condena en el resultado global.

Gallardo no le encuentra la vuelta al equipo. (Getty)
Errores y distracciones que se pagan caro
Finalmente, el gran problema de River desde hace años: los errores defensivos que terminan costando eliminaciones. Nuevamente, como ocurrió en la ida, el Millonario se distrajo en la pelota parada y lo pagó demasiado caro.
Así como en la ida el partido se abrió con un córner, en la vuelta Palmeiras empató con una segunda jugada tras un tiro de esquina. La defensa se enfocó en un solo jugador, liberó marcas y se durmió increíblemente en el pelotazo que derivó en el penal sobre Facundo Torres.
Más allá de si Matonte tocó o no el silbato, al parecer no lo hizo, es inadmisible que la defensa de River estuviera totalmente desentendida de la jugada en el final del partido. Un error que terminó sentenciando la historia.





