River volvió a mostrarse como un equipo sin alma y le puso un broche al 2025 con una nueva derrota. Este lunes, por lo menos, hubo algunos instantes de ilusión gracias a los goles de Subiabre y Quintero. Sin embargo, la ventaja duró poco. Y como para terminar de darle forma a una noche negra, el Millonario regaló el partido en los segundos finales.
El desarrollo del encuentro volvió a dejar en evidencia las falencias que ya viene mostrando desde hace algún tiempo el equipo de Gallardo. Un equipo apático, carente de juego asociado, carente de ideas y carente, sobre todo, de representatividad en relación a lo que marca la historia de River. Claro está, nada que no se haya visto en los últimos meses.
Lo doloroso en el caso del partido frente a Racing fue la forma en la que el Millonario lo perdió. Tras haber dado vuelta el resultado, el equipo de Gallardo no le sirvió en bandeja el empate a la Academia, sino que también regaló el gol que selló al victoria del local. En el banco, el DT quedó atónito y sin respuestas tras el último gol del partido y el silbatazo final.
Tal es así que, luego de que Facundo Tello marcara la culminación del partido, Marcelo Gallardo y Matías Biscay ingresaron al campo de juego. Tras dar algunos pasos en dirección al círculo central, se detuvieron para observar a la distancia, en plena quietud y con las manos en los bolsillos, los festejos de los jugadores de Racing y la desazón de los propios.
