No era fácil la aventura que tenía por delante Rodrigo Villagra vista en perspectiva desde la previa del Superclásico, sobre todo luego de lo que fue la confirmación oficial del equipo por parte de Martín Demichelis. La apuesta del DT fue tirar toda la carne al asador con tres jugadores de elaboración y desequilibrio como Nacho, Echeverri y Barco, más dos delanteros de oficio como Solari y Colidio.
Eso significó que en el primer partido de su carrera como titular con la camiseta de River, Villagra debía afrontar ni más ni menos que un Superclásico como el único mediocampista de marca neto, sin demasiados auxilios a su alrededor que puedan socorrerlo ante la adversidad. Y verdaderamente hay que decirlo que pese a ese contexto difícil que tenía por delante lo hizo muy bien.
Lo que marca el andar de un buen 5 es la postura en la cancha, y Rodrigo tiene ese hambre bien entendido de mediocampista de equipo grande, que le gusta asumir riesgos para el anticipo o la presión en campo contrario, con una gran dinámica y compromiso por el quite voraz y agresivo. Pese a algunas llegadas tardes y a algunos errores no forzados en algún pasaje del partido, Villagra se bancó muy bien la parada frente a un rival que a medida que el juego transcurría se hizo más fuerte en ese sector de la cancha.
Le faltaron buenos auxilios, sí, pero definitivamente Villagra dejó una muy buena primera impresión en los ojos del hincha, y sabemos que de ahora en adelante todo podrá ser más evolución, progreso y confianza para él. Simplemente hay que seguir dándole oportunidades, continuidad y minutos para que pueda aceitar todas sus virtudes que están a la vista.
Los dos factores importantes que debe afrontar Villagra
Por un lado, el factor de saber que ha sido uno de los refuerzos más caros de la historia del club es una presión extra para él, porque tendrá muchos ojos encima, pero ayer en una parada brava mostró la personalidad y el coraje necesarios, y la entrega que todos le exigirán. Terminó extenuado por el desgaste y por eso tuvo que pedir el cambio, pero cuando apoyó la cabeza en la almohada descansó sabiendo que el deber estuvo más que cumplido, y que de ahora en adelante deberá seguir revalidando sus capacidades.
Por el otro, el hecho de comprender que el hueco enorme desde lo futbolístico y emocional que dejó Enzo Pérez tras su salida no será fácil de cubrir. Pero a Villagra se lo nota con entusiasmo y absorbiendo de buena manera todo ese gran amor que también siente por la camiseta. Si el sentimiento por los colores no le juega una mala pasada, River está en camino de encontrar un 5 que desde las características le aportará muchas soluciones en la línea donde hasta el momento viene mostrando los mayores problemas. Bien, Rodrigo. A seguir así.