Objetivo más que cumplido para River. Clasificado a octavos de final como el mejor equipo de la etapa de Grupos de la Copa Libertadore2 2024. Consiguió 16 puntos sobre 18 posibles, con cinco victorias, sin conocer la derrota, teniendo 12 goles a favor y solo tres en contra.

El primer paso en esta bendita, difícil y ansiada Libertadores ya esta dado. Logró resolver un grupo favorable como tenía que hacerlo. Con esa autoridad necesaria y mostrando superioridad ante rivales menores. Salvo esos 10 minutos en Montevideo (con un arbitraje escandaloso de por medio) que pasó de un 2-0 a un 2-2 increíble, después no se vivieron sobresaltos, ni sustos mayores.

River se clasificó siendo el mejor de todos. Ninguno de estos rivales superados seguramente llegaran a etapas finales de esta Copa pero son los que tocaron y a los que había que ganarles. Y River lo hizo. En la mayoría de los casos jugando bien. Las actuaciones frente a Nacional y Libertad en el Monumental posiblemente sean las más destacadas por el juego y el rendimiento mostrado. Tuvo también pasajes de buen fútbol en tramos prolongados de la victoria en Asunción e hizo un gran primer tiempo en Montevideo.

Quizás lo más flojo se vio frente al mismo rival: Deportivo Táchira. El debut en Venezuela fue discreto. Lo ganó por peso específico de la camiseta y nada mas. No gustó ni convenció aquella noche. Y en el Monumental se dio algo parecido. Ganó pero no lo hizo con la claridad y superioridad que debió hacerlo si analizamos la diferencia entre un equipo y otro. Era un partido para ganar y además para golear y lucirse. Para gustar y convencer a todos.

Le costó más de lo imaginado. Fue una tromba en el inicio de partido, se lo llevó puesto pero no concretaba. Fue disminuyendo esa intensidad con el correr de los minutos, pero igual las situaciones se generaban y no convertían. Malas decisiones, un poco de egoísmo y alguna falencia individual impidieron que muchas de esas ocasiones claras terminen en gol. Irse al entretiempo 0 a 0 fue mentiroso. River había hecho méritos para algo más. En el segundo tiempo convirtió rápido. Abrió el marcador y todos pensamos que si había entrado una, entrarían todas. Sin embargo el equipo después del gol se apagó un poco. Siguió manejando el trámite pero a otro ritmo y sin la cantidad de llegadas de la primera etapa.

Llegaron los cinco cambios de Martín Demichelis, el equipo perdió esa estructura inicial, terminó en cancha con muchos pibes (algo que a la gente le encanta) y pudo cerrar el encuentro con un gol sobre la hora para darle un poco más de forma y sustento al resultado final. El 2 a 0 tiene otro sabor. Le dio un aspecto más redondo a la noche. No goleó pero tampoco ganó ajustado.

Es positivo para un equipo que necesitaba ganar e intentar olvidar algunas derrotas duras recientes. De esas que provocaron otra vez los silbidos para Demichelis y algunos futbolistas en la previa.

El cuestionamiento popular tiene sus fundamentos. Si la gente protesta es porque algo no le gusta. Si el hincha estuviera contento no habría reproche. Habrá que entenderlo de esa manera. River tiene que dar más. Desde el juego y los resultados. Hay que ponerse como objetivo enamorar al público otra vez y la receta en este club es una sola: ganar jugando bien.

River se clasificó a octavos de final de la Copa Libertadores 2024 como el mejor de los primeros, pero aún tiene mucho por mejorar.

La historia no muy lejana le da valor a la clasificación de River

Todo esto fue un primer paso sólido. El modo en el que se logró la clasificación es para valorar. Quizás parezca poco, pero si hacemos memoria podemos recordar momentos difíciles de River en fase de grupos. En 1991 se integraba la zona con Boca, Oriente Petrolero y Bolívar. A diferencia de este formato actual, en esa época se clasificaban tres de cuatro. El conjunto que era dirigido por Daniel Passarella perdió los dos Superclásicos y fue último quedando prontamente eliminado.

En el ’93 pasó algo similar. Grupo formado por Newells, Olimpia y Cerro Porteño. Solo pudo ganar un partido: frente a Olimpia de local cuando ya no había nada en juego. Otra vez el equipo de Passarella terminaba cuarto y eliminado.

Más cercano en el tiempo tenemos el antecedente de 2007. Nuevamente con Passarella de entrenador, River compartía zona con Colo Colo, Caracas y Liga de Quito. La historia es conocida perdió por primera vez en la historia contra un equipo venezolano y quedó último y descalificado.

Foto: LPM / Diego Haliasz.

Hubo otro duro golpe en el 2009. Esta vez con Néstor Gorosito de DT. River competía en la fase inicial con Nacional de Uruguay, Nacional de Paraguay y Universidad de San Martín de Porres de Perú. Grupo accesible por donde se lo mire, pero una vez más se frustraba el pase a octavos de final y se le decía adiós al sueño de la Libertadores muy tempranamente.

Por lo tanto, creo que minimizar lo realizado en esta etapa actual sería un error. No darle el valor justo y necesario sería desconocer una historia que a veces nos hizo sufrir más de la cuenta en estas instancias. Incluso hasta ese gran equipo de Marcelo Gallardo campeón de la Copa Libertadores 2015 la pasó mal en zona de grupos llegando a la última fecha sin haber ganado un partido y clasificando a la siguiente ronda gritando los goles de otro estadio.

Valorar la clasificación, pero con esto no alcanza

Por supuesto que con esto no alcanza. Lo difícil y verdadero comienza ahora que se vienen los rivales de mayor jerarquía y que aparecerán los equipos brasileños en el camino. Eso está claro. La exigencia mayor se aproxima y los duelos de eliminación directa son puntos flacos en este ciclo. Habrá que repasar errores pasados y mejorarlos para disputar con más oficio e inteligencia estos partidos de 180 minutos. La Copa Libertadores no perdona una mala noche. Por eso es importante recuperar niveles de jugadores actuales como Enzo Díaz, Rodrigo Villagra, Rodrigo Aliendro, Nacho Fernández, Esequiel Barco, Manu Lanzini o Pablo Solari, y traer refuerzos importantes que mejoren considerablemente lo que ya tenemos.

Definir todas las series en casa será importante. Las estadísticas demuestran que, jugando de local, River se hace fuerte. Las 85 mil personas que alientan y empujan desde afuera potencian lo propio y achican lo ajeno. Es una certeza que todos prefieren evitar a River y más en el Monumental, que se convirtió en un escenario temido en el continente. Por eso es trascendental la posición que se consiguió al finalizar esta primera parte de la Copa Libertadores 2024. Será un plus que habrá que saber aprovechar en su momento.

Ahora a esperar un buen sorteo, a enfocarse otra vez en la Liga y a disfrutar de este momento internacional necesario y merecido.