Pésima noche en Mendoza. De esas que nos dejan a todos muy preocupados porque el presente de River es delicado y el futuro no parece traer algo mejor. Está en una etapa donde parece que nada sale le bien. Muestra una versión muy por debajo de lo que todos pretendemos. Posiblemente atraviesa su peor etapa de los últimos 12 años. Pasó mucho tiempo para que veamos una realidad de tantas dudas y confusión como esta y no hay reacción.

Se repiten los mismos errores. Planteos equivocados que no dan los resultados deseados, que suelen facilitar y potencian las pocas virtudes de los contrarios. Hoy cualquier rival se siente cómodo y le encuentra la vuelta al partido. Godoy Cruz venía último y sin triunfos. No solo ganó bien, también pudo golear.

¿Cómo y a qué juega el River de Martín Demichelis?

River no funciona como equipo. Da muchas ventajas. No hay estructura defensiva. Se regala en el fondo. Los costados son una invitación al ataque y al desborde. Nadie marca. Se entiende que el sistema utilizado no incluya volantes por afuera. Es una forma actual y válida de jugar con los modernos mediocampistas interiores y sin los tradicionales volantes carrileros . Se implementó con éxito en algún momento del 2023 y supo dar resultados en aquel torneo. Hoy no responde. Los volantes no recuperan y los laterales no marcan. Todo jugador que pase por ese sector llegará al fondo o sacará centros sin ninguna oposición ni dificultad. Pasó con Lanús y volvió a pasar con Godoy Cruz. Centros que terminan en goles.

El punto débil defensivo son las puntas y sin embargo nada se modifica. Simón no es 4. Repito: SIMÓN NO ES 4. Es un volante de juego y asociación. Ni siquiera es un 8 de ida y vuelta, con marca y profundidad. No tiene potencia física para esa tarea. Tampoco tiene oficio ni la concentración necesaria para defender. Se notó en el cierre fallido con Lanús y en cómo mira la pelota sin prestar atención a la marca en los dos goles sufridos en Mendoza. La culpa no es de Simón. El error es seguir poniéndolo a jugar en esa posición.

Santiago Simón tuvo una mala noche en Mendoza. (Getty)

Los centrales están fuera de sintonía. El Paulo Díaz que conocemos aún no volvió de la Copa América 2024 y Federico Gattoni sufre horrores con los espacios. El Chileno está lejos de su nivel habitual y al ex Sevilla se lo ve lento e inseguro. El combo no termina ahí. La mitad de cancha es zona de tránsito. No hay presencia ni oposición. Solo esfuerzos individuales que pierden más de lo que ganan. Todo es contagio. Si se defiende mal, se ataca mal. La inseguridad y desconfianza se apoderan del equipo.

River fue un equipo desordenado y eso lo hizo vulnerable. No hay rendimientos personales que maquillen las falencias colectivas. Martín Demichelis deberá solucionar de manera urgente este problema. Fue defensor. Nadie mejor que él para entender lo importante que es mejorar en esa zona.

¿Martín Demichelis ya no tiene crédito en River?

Los equipos que defienden mal no ganan Copas ni Campeonatos. Cuando un equipo es endeble en ese aspecto se convierte en inseguro. Y cuando la inseguridad se apodera del equipo es muy difícil jugar bien. Es necesario armar un esquema que sirva para tomar confianza. River está en un momento que debe armarse de atrás para adelante. Empezar por asegurar el cero en su arco.

Cualquier equipo le hace goles y es muy difícil jugar con esa fragilidad defensiva. En muchas ocasiones, por priorizar tanto el funcionamiento ofensivo se puso en cancha una formación desequilibrada. A todos nos gusta atacar. El ADN de este club exige eso. Siempre con esta camiseta hay que pensar en el arco contrario, pero nunca al precio de regalarse. Poner a Mastantuono, Colidio, Solari y Borja desde el inicio puede ser tentador. Sin dudas son buenos jugadores, pero….

Preguntas

Las preguntas son: ¿Quién marca en River? ¿Quién presiona para tapar la salida del oponente? ¿Quién es el encargado de retroceder para ocupar posiciones defensivas? ¿Quién se sacrifica corriendo a los rivales? Facundo Colidio no lo siente ni le sale. Franco Mastantuono puede hacerlo pero no es lo suyo.

Respuesta

Entonces a todas esas preguntas les cabe una sola respuesta: nadie. No hay compromiso para marcar. Cuatro futbolistas menos para colaborar con una mitad de cancha que tiene un Rodrigo Aliendro bajísimo y un Felipe Peña que volvió y ya oficia de bombero apagando incendios. Por eso el tema a reparar en lo inmediato es el defensivo. La línea de cinco para un equipo inseguro puede ser un remedio de efecto inmediato. En los últimos años se supo recurrir a ese sistema en momentos puntuales y salió bien. No estamos traicionando un estilo. Solo pedimos entender el momento actual. Ganar en confianza y seguridad.

¿El antídoto?

Crecer como equipo presentando una defensa fuerte y bien parada que sea el respaldo ideal para jugar sin temores y atacar mejor.

Los goles de Borja y nada más

Porque este es otro tema que también preocupa. Si no hace goles Miguel Borja no los hace nadie. No hay movimientos ofensivos que pongan jugadores con ventaja y campo para definir. No se ve desdoblamiento de marca. Nadie se acerca al compañero que lleva la pelota para asociarse y generar juego. Ni siquiera hay un movimiento tan básico en el fútbol como es pasar sin pelota por detrás del lateral para arrastrar marca o ser opción de pase profundo.

Lo que vemos es que se abre la pelota todo el tiempo hacia las puntas, pero el jugador que recibe no tiene a nadie cerca para triangular y debe volver a tocar para atrás postergando el ataque o tirar un centro con la marca encima que no prospera. No se observa un ataque coordinado. No hay movilidad ni quién asuma los roles de conducción.

El River de Demichelis inundó de tristeza a los hinchas.

Escasea la gambeta y abunda el pase corto e intrascendente. Por eso se termina acumulando delanteros con la ilusión de aprovechar un rebote o una pelota que quede en el área para convertir el gol. Borja está en un momento sensacional. Hay que encontrar el acompañante indicado. La entrada de Adam Bareiro no fue buena e intervino mal en casi todas las pelotas que tocó. Hay que prestar atención a la convivencia futbolística y territorial entre el paraguayo y el colombiano.

El Colibrí pareció sentirse incomodo compartiendo ataque y terminó saliendo mucho del área a buscar la pelota lejos del arco, algo que al DT no le gusta.

Mal y preocupados

Esta séptima fecha nos deja mal y preocupados. Hay muchas objetivos importantes en lo inmediato y pretendemos que River esté a la altura de lo que hay en juego. No nos gusta ver rendimientos como el de Mendoza. Fue una imagen que no queremos, nos desanima y nos enoja. El DT y los jugadores deberán entender lo que está pasando para mejorar y reaccionar rápido. No queda mucho tiempo. En breve ya se viene la Copa Libertadores y en el campeonato se está achicando el margen. Hay que detectar los errores y acertar en las decisiones para cambiar lo que está mal.

Presente y futuro

De no hacerlo, y de seguir jugando así, el presente seguirá decepcionándonos y el futuro de River se verá mucho más oscuro.