Claudio Echeverri tiene apenas 17 años y su grado de exposición está fuera de lo normal para un chico de su edad. La joven promesa de las inferiores de River ya es tapa de diario y su nombre aparece en los principales portales deportivos. Los rumores sobre el interés de alguno de los clubes más importantes de Europa son cada vez más fuertes, como sucedió en el último tiempo con el PSG y el Real Madrid. Sin embargo, nada de todo esto es nuevo para el Diablito, que aprendió a convivir con la fama desde muy chiquito.

Su nombre, sus gambetas y sus goles comenzaron a ser virales a mediados de 2017, cuando la categoría 2006 de River viajó hasta el Viejo Continente para participar de un torneo internacional de fútbol infantil en Venecia, Italia. El Diablito la rompió toda en ese certamen, le marcó cuatro goles a la Juventus y fue apuntado como una de las grandes revelaciones de la Venice Champions Trophy. A su regreso, se coronó campeón en el Torneo de AFA y se dio el gusto de dar la vuelta olímpica en el Estadio Monumental. Sin embargo, en esta historia nada fue tan sencillo como parece.

Los inicios de Claudio Echeverri en Deportivo Luján de Chaco.

Del potrero de Chaco al sintético de Núñez

El punto de partida del incipiente recorrido del Diablito comenzó en Resistencia, Chaco. “Yo jugaba en mi club de barrio que se llama Deportivo Luján. Ahí jugaba y entrenaba como cualquier chico de acá, en canchitas de tierra, contra otros equipos de la zona”, relató alguna vez el propio Echeverri al ser consultado sobre sus inicios.

¿Cómo llegó entonces la chance de jugar en el Millonario? “Un día nuestro profesor vino y dijo que iba a venir River a probar chicos en Chaco. Vinieron a vernos Claudio Otermín y Daniel Brizuela. Por suerte jugamos bien y cuando terminó el partido hablaron con mi papá, mi mamá y me dijeron cuándo tenía que ir a River. Fue un gran orgullo para mi familia y para mí”, agregó el juvenil.

Los primeros días del Diablito en Buenos Aires fueron una experiencia única en su vida, al menos hasta ese momento: “El primer entrenamiento me tocó ahí en el sintético, me fue muy bien. Fue lindo el hecho que me vieran los entrenadores y comenzaran a tenerme en cuenta. Sabia que iba ser muy competitivo, pero me tocó unos compañeros muy buenos, dentro y fuera de la cancha”, recordó Echeverri sobre sus primeros días en el club de Núñez.

El Diablito en las infantiles de River.

La ayuda de River

Más allá de haber demostrado desde el vamos que le sobraban condiciones para vestir la camiseta de River, el pequeño crack no quería saber nada con estar lejos de su familia. Por eso rechazó la opción de estar en la pensión y desde el club millonario tuvieron que trabajar en una solución. Gracias a la gestión de los encargados del área infantil y juvenil del Millonario, finalmente el club le terminó alquilando una vivienda para que Rosa y Domingo, sus padres, también pudieran quedarse en Buenos Aires.

La decisión de vida que tomó Claudio Echeverri con apenas 10 años es una pequeña muestra de todo lo que vendría después. El pibe oriundo de Resistencia, proveniente de una familia humilde y trabajadora, se hizo cargo de un rol de liderazgo que pocos chicos tienen con tan poca edad. Y a pesar de su sencillez y hasta cierta timidez en el trato humano, dentro de la cancha se transformó en jugador indispensable para la categoría.

El Diablito en el Monumental, alentando al club de sus amores.

La apuesta de River por la joya chaqueña salió bien. A principios de 2023 Claudio Echeverri firmó un contrato por dos temporadas, pocas semanas antes de sumarse a los entrenamientos con la Selección Argentina Sub 17. El club fijó una cláusula de salida de 25 millones de euros, que se extenderán a 30M si la oferta llegara en los últimos diez días antes del cierre del libro de pases. Su gran desempeño en el Sudamericano no hace otra cosa que confirmar todo lo que se viene afirmando sobre el Diablito, desde sus primeros días en el fútbol infantil hasta la fecha. Será cuestión de tiempo para verlo en el Monumental, con la banda roja en el pecho, cumpliendo uno de sus grandes objetivos. Como hace 7 años atrás, cuando llegó desde Chaco con un bolso repleto de sueños.