Iván Rossi continúa siendo jugar de River, pero está completamente relegado en la consideración de Marcelo Gallardo. Ni siquiera puede entrenarse con el plantel profesional ni el grupo de la Reserva. Debe trabajar con un preparador físico del club y con la indumentaria oficial, pero sin coincidir en el horario ni en el vestuario con sus excompañeros.
Tras un semestre a préstamo en Colo Colo y una temporada previa cedido en Huracán, el mediocampista central surgido de Banfield aguarda una posibilidad para marcharse de Núñez ante la ausencia de chances. “Yo tuve varias diferencias con Marcelo, él me llamó para que vaya a jugar a River y después, a medida que nos fuimos conociendo, tuvimos muchas diferencias. No hablé más con él”, confesó, en diálogo con TNT Sports.
Pese a que la relación no tuvo vuelta atrás, Rossi resaltó las virtudes del Muñeco: “Siempre digo que es el mejor técnico que tuve en mi carrera. Me enseñó cosas que yo no sabía, que la verdad que cuando te lo dice decís… ¿Esa boludez dijo? Pero esa boludez te hace cambiar tu forma de jugar”.
“Yo soy un cinco que recuperaba una pelota, la pasaba y me iba caminando. Yo lo tenía así y me había ido bien así antes de ir a River. Y Gallardo me decía que no me quería ver caminando nunca más, a Leo (Ponzio) no lo ves nunca caminando… Cuando lo llevás a la cancha, te ayuda mucho más”, agregó el volante de 26 años, quien arribó a la institución de Núñez a mediados de 2016, procedente del Taladro, a cambio de 31 millones de pesos.
¿Qué falló en River para Rossi? “En Banfield tuve un año muy bueno y yo entrenaba a media máquina porque sabía que jugaba el domingo. Cuando llegué a River y empecé a competir con otros jugadores, yo tenía tranquilidad de la técnica que tenía, pero no lo demostraba y regulaba. No le demostraba en la práctica las ganas que tenía de jugar y a Gallardo eso no le gustaba“, reveló.
Arrepentido por la oportunidad desperdiciada, Rossi habló con autenticidadde Gallardo: “Tenía diferencias de fútbol, yo soy muy respetuoso, los dos fuimos muy respetuosos. Él esperaba algo más de mí y siempre fue sincero. Me dijo que fui el mejor cinco que tuvo y también me decía que no le servía, que no demostraba en las prácticas. En ese momento no demostraba, no me daba cuenta en dónde estaba, ahora digo… ‘¡Qué boludo!'”.