El Estadio Monumental se inauguró oficialmente el 26 de mayo de 1938, con un partido amistoso entre River y Peñarol. Sin embargo, la génesis de este escenario hay que ubicarla mucho tiempo antes, a partir de la visitón de algunos de sus dirigentes. Fue Antonio Vespucio Liberti el que decidió en 1934 adquirir unos terrenos en una zona inhóspita, donde alguna vez funcionó el Hipódromo de Buenos Aires, y que por aquel entonces no tenían demasiado valor.
Los motivos de la mudanza tenían dos razones: por un lado, porque los terrenos del estadio ubicado en Alvear y Tagle no pertenecían al Millonario, sino que formaban parte de un contrato de alquiler que culminaba en diciembre de 1937 y no sería renovado; y por otro lado, la masa societaria de la institución había crecido de manera exponencial y la cancha de Palermo quedaba ya demasiada chica. Por eso, la idea de construir un estadio para más de 100 mil personas no parecía tan descabellada, más allá de las críticas que sufrió el mismo Liberti de parte de sus pares.
El 31 de octubre de 1934 se firmó el boleto de compra de las nuevas tierras. El Millonario obtuvo un total de 83.950 metros cuadrados, de los cuales 35 mil fueron cedidos por la Municipalidad de Buenos Aires. El paso siguiente fue convocar a un concurso público en el que se presentaran los anteproyecto para la construcción del nuevo estadio. Los arquitectos José Aslan y Héctor Ezcurra fueron finalmente los elegidos para elaborar el proyecto definitivo. Allí comenzo a tomar forma el Monumental.
El 25 de mayo de 1935, es decir tres años antes de la inauguración del nuevo estadio, se colocó la piedra fundamental en el predio que por aquel entonces estaba comprendido por la Avenida Centenario y Río de la Plata, hoy denominadas Figueroa Alcorta y Udaondo. Las obras comenzaron en septiembre de 1936, con Julio Degrossi como nuevo presidente de la institución.
Además de conseguir un préstamo del Bancho Hipotecario Nacional para la construcción de las tribunas, los socios e hinchas millonarios donaron bolsas de cemento. La particularidad de esta historia es que el Monumental se construyó a través del trabajo humano, sin la implementación de maquinarias. La Empresa Argentina de Cemento Armado utilizó 26.000 metros cúbicos de hormigón y 3000 toneladas de acero provenientes de Europa. Una obra arquitectónica de avanzada para nuestro país.
La inauguración y las reformas
La inauguración del Estadio Monumental se desdobló en dos días. El miércoles 25 de mayo de 1938 hubo un evento institucional, en el que se hicieron presentes más de 8 mil personas, pero fue el jueves 26 de mayo cuando se llevó adelante la fiesta inaugural, con un partido amistoso entre el Millonario y Peñarol. River venció 3 a 1 ante más de 70 mil espectadores. Ese día estuvieron invitados los ex presidentes del club y viejas glorias de la institución.
Durante 20 años, el Monumental también fue conocido como “La Herradura”. Es que el Más Grande no había podido construir la cuarta tribuna por falta de presupuesto. Los materiales se encarecieron durante la construcción y el financiemiento recibido quedó corto. Por eso debió que esperar hasta 1958 para utilizar gran parte de los 10 millones de pesos que obtuvo por la venta de Enrique Omar Sívori a la Juventus para completar el estadio con dos niveles más detrás de un de los arcos.
El mito de la dictadura
Para el Mundial de 1978 el Estadio Monumental sufriría una nueva remodelación, que durante mucho tiempo estuvo envuelta en polémica. Desde la rivalidad deportiva se instaló la idea que la dictadura militar construyó la tribuna que por entonces se denominó Almirante Brown alta. Nada más alejado de la realidad. Si bien es cierto que la cancha del Más Grande recibió financiación para remodelar varios sectores y levantar la tribuna que faltaba, la realidad es que las obras comenzaron mucho tiempo antes del golpe de estado de 1976, cuando Isabel Martínez de Peró todavía era Presidenta de la Nación.
Fue el Ente Autárquico Mundial ’78 el encargado de coordinar las obras durante la previa de la competición. Y un dato no menor es que River recibió un préstamo de dinero que tuvo que devolver con importantes intereses. Para colmo, la inestabilidad económica que atravesó el país hacia fines de la década del ’70 acrecentó los problemas financieros de todos los clubes, incluyendo a River. Todos esos inconvenientes repercutieron en lo deportivo durante la primera mitad de los años 80’s, cuando el Millonario tuvo que desarmar planteles llenos de figuras y atravesó momentos muy complicados.
El Monumental del futuro
El 29 de noviembre de 1986 se hizo un acto de justicia: el Monumental fue bautizado con el nombre de Antonio Vespucio Liberti un día después del fallecimiento del ex presidente millonario, que tuvo la visión de construir el estadio más importante del país. El directivo no tuvo la suerte de vivirlo, pero 34 años más tarde comenzó una nueva etapa de remodelación.
En 2020, el Millonario tomó la decisión de cambiar por completo la fisonomía del campo de juego y de las tribunas bajas. Aprovechando los tiempos de pandemia por el avance del Covid y el cese de las actividades, River tuvo la osada determinación de levantar todo el terreno hasta llegar a las napas y adoptar un modelo de césped híbrido, como en los principales estadios de Europa. Esto le permitiría a futuro evitar inundaciones y serios problemas con el sembrado y resembrado del césped.
Más allá de esta reformulación en el campo de juego, hubo una segunda etapa que incluyó la construcción de un anillo inferior en las cuatro tribunas, además de un reordenamiento de los espacios. Las populares pasaron a los sectores bajos, mientras que las cabeceras altas se convertirán en plateas. También se hicieron nuevos palcos, con un concepto de estadio 360°. Lo próximo a estrenar será la confitería con vista al terreno de juego. El futuro, ya llegó.
Hoy el Estadio Monumental está cumpliendo 85 años y lo celebra con un dato que está fuera de toda discusión: con más de 83 mil espectadores, es el escenario más grande de Sudamérica y uno de los más imponentes del mundo. Los hinchas lo disfrutan cada vez que el equipo se hace presente en su casa y ese también es otro motivo para inflar el pecho: desde el inicio de las obras en el 2020 y la vuelta de la gente, no hubo un solo partido en el que no agotara las entradas. River es el movimiento popular más importante de la Argentina y su estadio está a la altura.