La carrera de Franco Armani no es para nada convencional. El nacido en Casilda comenzó atajando en su pueblo y luego pasó por las Divisiones Inferiores de Central Córdoba de Rosario y Estudiantes de La Plata. Su debut oficial fue en Ferro en la temporada 2007-08 y un año más tarde pasó a Deportivo Merlo. Con 24 años, para el año 2010 pasó a Atlético Nacional de Medellín, pero en el elenco Paisa no la tuvo nada fácil ya que delante suyo había dos arqueros en la consideración.
Cuando estaba por consolidarse en el equipo colombiano sufrió una dura lesión que alejó varios meses de las canchas. Entre 2013 y 2014 se afianzó como titular y empezó a mostrar rendimientos impresionantes que hicieron despertar el interés de River, club del que siempre fue confeso hincha. Con la camiseta de Atlético Nacional llegó a la final de la Sudamericana 2014 -que cayó ante el Más Grande- y en 2016 obtuvo la Copa Libertadores y ya en varios equipos importantes empezó a sonar su nombre.
River lo quiso en varios mercados de pases, pero recién para comienzos de 2018 pudo cumplir el objetivo de contratarlo. El Pulpo no tardó nada en demostrar que estaba más que preparado para cumplir su sueño y con actuaciones sensacionales fue determinante para la conquista de títulos memorables como por ejemplo los dos conseguidos ante Boca en 2018: Supercopa Argentina y Copa Libertadores. Ese mismo año fue al Mundial de Rusia con la Selección Argentina.
En los años siguientes siguió demostrando que es el mejor arquero del continente y sin dudas que uno de los mejores de la historia de River. Además, se mantuvo en la Selección Argentina y formó parte del proceso exitoso que obtuvo la Copa América 2021, la Finalissima en 2022 y el Mundial de Qatar. En el Más Grande continuó con sus actuaciones maravillosas y sigue haciendo historia en el club.
Valentino, el heredero
En las últimas horas, el Pulpo compartió en sus redes sociales una hermosa foto de su hijo Valentino -el cual tiene con Daniela Rendón- y en la misma se lo veía al Pulpito siguiendo los pases de su padre: guantes riverplatenses y defendiendo un arco chiquito en su casa. Uno de los momentos más lindos que vivió Franco Armani en los últimos tiempos fue cuando en el superclásico pudo salir al campo de juego con Valentino en brazos.