La copa Libertadores 2018 será recordada como la peor organizada en toda la historia del fútbol, y el último capítulo se llamará “Enriquecerse a costas de una final”. Los intereses económicos vencieron a la esencia y a la pasión por un enfrentamientofutbolístico sin precedentes, y ya nada será igual a lo que se sentía en la previa.
Transformaron el sagrado y popular River-Boca casi que en un espectáculo pochocleroy netamente elitista, y le sumaron el riesgo demencial de permitir que puedan ir hinchas de ambos clubes, desinteresándose de las igualdades y la justicia deportiva.
Según averiguó “La Página Millonaria”, salen diez aviones por día desde Buenos Aires hacia Madrid. Dos de la empresa Air Europa, dos de Aerolíneas Argentinas, dos de Iberia, dos de Latam y dos de Qatar Airways. Viajan aproximadamente 300 personas por avión, lo que significa que podrán volar como máximo 3000 hinchas por día. El cruce de gente de ambas parcialidades será inevitable en muchísimos vuelos.
Los lugaresdeconflictopueden ser varios. Desde la autopista camino a Ezeiza, pasando por ambos aeropuertos, y concluyendo en las adyacencias del estadio o los lugares más congestionados de la capital española. ¿Hacía falta tomar semejante decisión? Los hinchas de River no sólo perdieron la localía y la ilusión de vivir la final en el Monumental por hechos (repudiables, por cierto) que ocurrieron fuera del estadio, sino que además deberán gastar un dineral para poder cruzar el océano y acompañar al equipo. ¿Hacía falta ese doble castigo?
Para colmo de males, también hay que soportar que los simpatizantes de Boca tengan la posibilidad de asistir a Madrid, sabiendo que ellos ya pudieron estar presentes en la primera final. ¿Por qué semejante beneficio extra al rival?¿Dónde quedó el sentido común y la igualdad deportiva? Evidentemente son dos conceptos que la Conmebolno maneja en su vocabulario, porque lo único que les importó siempre fue llenar sus bolsillos.
Destrozaron lo que era la final más importante de la historia a nivel clubes, que además sedaba en el marco de la copa más hermosa y sagrada de todas. No importa el corazón del hincha genuino. No importa la seguridad de la gente. El negocio les puede salir muy caro. Ojalá que haya paz y que de una vez por todas se pueda jugar al fútbol, pero el daño ya lo hicieron, y es irreparable.