(Mar del Plata – Enviado especial) El Millonario supo aguantar cuando tuvo un jugador menos por la expulsión del Pity Martínez, logró ponerse en ventaja y cuando estuvo diez contra diez sacó una diferencia enorme para golear 4-1 a Instituto. De esa manera, se clasificó a los octavos de final de la Copa Argentina.

Existe una cualidad que nunca se le podrá poner en discusión al River de Marcelo Gallardo. Juegue bien, mal o regular, jamás baja los brazos. Es insoportable para cualquier rival. Pelea cada pelota como si fuera la última. Y cuando el panorama se presenta de forma adversa, es capaz de reaccionar con un gol para modificar la situación y torcer el rumbo de manera inesperada. Eso pasó esta noche ante Instituto, en Mar del Plata.

La expulsión de Gonzalo Martínez por una fuerte falta sobre Guido Mainero, a los 38 minutos del primer tiempo, puso en riesgo el resultado para el Millonario. Si bien es cierto que hasta entonces había una clara superioridad -La Gloria dispuso mucha presión, aunque era insuficiente para neutralizar el riesgo-, semejante revés alteró por coempleto los planes, al punto que el Muñeco diseñó un 4-2-3, luego del 4-1-3-2 inicial. Las chances desperdiciadas por Lucas Alario, mediante dos cabezazos, cada vez generaban mayor lamento.

Sin embargo, el Pipa, a tono con la enorme dosis de coraje de River, dejó atrás ese par de posibilidades desechadas para romper su racha negativa de 940 minutos de sequía vistiendo el manto sagrado. Cuando restaban segundos para irse al descanso, sacó un potente derechazo que vulneró la resistencia del arquero Lucas Hoyos. Así no sólo rompió el maleficio, sino que además tranquilizó las necesidad del Más Grande.

Con la ventaja, River evitó especulaciones. Sostuvo su valentía. Mantuvo en alto su ambición ofensiva. Por supuesto que evitó descuidos, pese al susto que causó Milton Casco al fallar un pase y generar que Germán Lux le negara el empate parcial a Instituto. Gallardo tomó nota del flojo rendimiento de Ignacio Scocco y optó por Enzo Pérez, de bajo nivel en las dos presentaciones anteriores. Una vez más, el DT acertó.

Tras la roja que sufrió el central Facundo Agüero por una infracción sobre Casco, las soluciones aparecieron inmediatamente. El ingresado Pérez también le puso punto final a una racha personal (82 partidos oficiales sin un tanto) a través de un gran derechazo desde afuera para aumentar la diferencia en el marcador. En ese contexto, al quedar diez contra diez, la mayor cantidad de espacio lógicamente favorecía a la jerarquía de River.

Otro gol de media distancia, con el ingresado Franco Olego como autor, le dio vida a La Gloria. Lejos de sentir nerviosismo, el Millonario reaccionó con dos goles para liquidar el encuentro y ponerse 4-1: primero Ariel Rojas envió un tiro de esquina desde la izquierda para que Jonatan Maidana metiera un cabezazo tremendo y luego el colombiano Rafael Borré, abastecido por Pérez, sentenció el resultado: tiro, rebote de Hoyos y nuevo remate para el gol. River no perdonó a Instituto y se clasificó a los octavos de final de la Copa Argentina.

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