Ya es una realidad. River y Boca tienen nuevamente un cruce internacional, tal como sucedió en la Sudamericana 2014, en la Libertadores 2015 y en la del 2018, aunque en una instancia previa a la que sentenció la historia moderna de ambas instituciones y del fútbol sudamericano.

Algunos querrán instalar la falacia gigante de que este choque de semifinal es una revancha. Pero, ¿revancha de qué? Según la Real Academia Española ‘revancha’ es la posibilidad de recuperar lo perdido, o la compensación o venganza por un daño o perjuicio recibidos. Pregunto con total sinceridad a los hinchas de Boca: ¿de qué manera una hipotética victoria en semifinales de Copa Libertadores puede recuperar lo perdido en la histórica finalante los ojos del mundo luego de que nos hayan sacado la localía, marcando la primera y única vez en la que que se definió el certamen más importante del continente con el clásico más grande del mundo?

Retruco preguntando: ¿de qué maneraganando una serie de semifinalescompensarían el daño y perjuicio recibido por haber perdido la final eterna?Ojo, todos queremos ganar esta llave. No se confundan, los hinchas de River no ninguneamos este duelo (ni ningún otro), ganar significaría festejar sobre lo festejado, atravesar el umbral de lo eterno hacía un marco que la humanidad desconocería hasta ese entonces. Los hinchas de River seríamos los primeros en la historia de la raza humana en descubrir ese plano, una especie de post eternidad. Mientras que perder sobrellevaría el dolor de haber caído ante Boca en una instancia clave de Libertadores.

En la intimidad ustedes lo saben, los medios intentarán hacer todo lo posible por tratar de llenar sus arcas engordando un partido que ya es gordo de por sí (es una semifinal de Libertadores), pero que mantiene los pies sobre la tierra y se distancia de la final sobrenatural que se jugó en el 2018.

¿Habrá alguna vez una revancha real de lo sucedido en la Copa Libertadores 2018? Yo creo que no. Una final de Libertadores es difícil, pero alguna vez podrá darse. Pero con los matices de la pasada jamás. Un gol sacando del medio, tus maniobras para no jugarlo nunca, el robo dequitarnos la localía, tu insistencia por no jugarlo, el Pity corriendo en pleno Bernabéu para que lo vea el mundo entero, la gloria eterna y tullanto perpetuo para tratar de dar vuelta la historia en un escritorio. Nunca antes visto, nunca más se verá.

Se viene una llave muy importante en la historia del fútbol, como lo fue en el 2000, 2004 y 2015, ¡a ganarla, River!