Los 18 goles más insólitos de la historia de River

Milton no es de llegar mucho al gol, pero en el clásico ante la Academia por la fecha 18 de la Superliga 2018/19 tuvo la chance de anotar el 2-0 en el Monumental. Con una pequeña ayuda de Donatti, que estaba en el piso y ayudó a darle una parábola especial al balón.

Llegó a River proveniente de Ferro en el 2004 y hasta ganó un título con la camiseta millonaria. Es cierto que Cristian Tula no tuvo mucha participación, pero uno de los pocos recuerdos que dejó fue este gol en México por la Copa Libertadores.

El crack colombiano se metió en el corazón de los hinchas de River por marcar goles importantes. La mayoría de ellos fueron golazos, producto de su talento. Aquí hay un poco de colaboración de Arboleda, que se equivocó en la salida y Juaner sólo tuvo que frotar su lámpara.

Lo suyo era el sacrificio y la entrega. Es cierto que una vez terminó jugando de nueve, por un desgarro y en un partido que recibió el reconocimiento de los hinchas. En esta oportunidad, marcó uno de los pocos goles de su carrera ante su ex club y no lo pudo festejar.

River no le encontraba la vuelta al partido en Junín, pero tuvo en su capitán la llave para un triunfo agónico. ¿La jugada? Una seguidilla de rebotes y un barullo bárbaro. Por surte pareció Enzo para definir casi debajo del arco.

La inteligencia de Ignacio Fernández para entender el juego y los momentos del partido lo convirtieron en un futbolista diferente. La puso en práctica aquella noche en el Mario Alberto Kempes, “durmiendo” a los jugadores de Talleres que esperaban un centro. Tiro al arco directo y golazo.

El Mencho era un delantero que se caracterizaba por no tener piedad cada vez que enfrentaba a un arquero rival. Sus potentes disparos eran una marca registrada. En este caso, mordió el remate y le dio un efecto tan extraño al balón que terminó sorprendiendo a Luis Islas, que nada pudo hacer ante la “sutileza” del entrerriano.

El defensor paraguayo no era un especialista en tiros libres, pero en esta se tuvo fe. Sólo él sabrá si fue tiro al arco o centro al punto penal. Lo cierto es que el balón pico y se le metió al arquero de Colón. Fue por la Copa Libertadores 1998. Gran victoria ante el Sabalero en Santa Fe.

Fue el partido consagratorio del Pipita, que anotó dos goles en un superclásico inolvidable en Núñez. El primero de esos tantos, un tacazo dentro del área bastante extraño, que ingresó al arco pidiendo permiso. De los tantos más raros en la historia de los River-Boca.

El Burrito marcó, desde su genialidad, fue autor de múltiples golazos. Sin embargo, marcó algunos de los otros, de esos que confirman que no era un extraterrestre. Como en este caso en Quilmes, con un cabezazo que se desvió en su propio brazo y entró junto a un palo. Como con un guante.

El misionero se caracterizaba por ser un defensor áspero, duro en la marca y tal vez sin demasiado protagonismo en el campo rival. Sin embargo, en aquel superclásico disputado en marzo de 2002 metió un gol de vaselina que pasó a la historia. Ni él lo podía creer. Para toda la vida.

River iba ganando 1 a 0, pero no lograba cerrar el clásico. Y el paraguayo apareció sobre el final para hacer de las suyas: dejó desparramado a Abbondanzieri, que de todas maneras llegó a tocar el balón y casi se lo arrebata. La jugada se ensució, pero finalmente Pipino definió con un poco de suspenso y terminó estableiendo el 2-0 definitivo ante Boca.

River viajó a Bahía Blanca con la posibilidad de coronarse campeón del Torneo Clausura 2003 dos fechas antes. Al equipo del Ingeniero Manuel Pellegrini le costó bastante abrir el marcador. A falta de 10 minutos, Víctor Zapata sacó un zurdazo que desafía las leyes geométricas y marcó el 1 a 0 casi sin ángulo. Un gol impensado. Cuatro minutos después Diego Barrado le puso el moño al triunfo que valió una vuelta olímpica.

Roberto Bonano mantenía un duelo bastante particular con José Luis Chilavert. Y en un partido de Copa Mercosur tomó la decisión de ir a ejecutar un penal desoyendo la indicación de Américo Gallego. Tito le pegó de manera deficiente, al medio y algo mordido. Tras convertir, festejó de frente al paraguayo y luego del partido admitió: “Le pegué con el diario”. Descomunal.

Eder Álvarez Balanta no era un defensor que se caracterizara por marcar seguido. Sin embargo, el 21 de abril del 2013 le tocó anotar uno bastante particular. A los 8 minutos y tras un tiro libre desde la derecha ejecutato por Carlos Sánchez, se pasaron todos de largo y el colombiano empujó el balón con el arco libre. En la repetición se puede observar que definió con sus genitales. En el festejo, sacó un baile simpático de la galera.

River se quedó con diez por la expulsión de su arquero, no tenía más cambios, Martín Demichelis se calzó los guantes y el equipo rival tenía un tiro libre al borde del área que era medio gol. Todavía no se intiende qué hicieron los jugadores de la Academia, pero Pipino pasó a la posteridad gracias a ese rebote en la barrera, la habilitación de Ricardo Rojas y esa explosión para gambetear a Campagnuolo y que se venga abajo el Monumental.

No existe en el mundo un antecedente así, sacando del medio al minuto de recibir un gol, en condición de visitante, con 100% de la parcialidad rival en el estadio y en una final de Copa Libertadores. El grito del Oso se convirtió en meme y cargada para siempre.

Si el gol sacando desde el medio parecía mucho, el equipo de Marcelo Gallardo se encargó de superarse a sí mismo y selló la Copa Libertadores más importante de la historia con un gol de contragolpe, con el arquero rival dentro de la portería de Franco Armani, un taco fallido de Juanfer y una corrida interminable del Pity Martínez, que fue mucho más veloz que Izquierdoz y definió de frente a la parcialidad boquense para el deleite de todos y ante los ojos del mundo. “Y va el tercero se convirtió en leyenda”. Eterno.