River coronó el regreso de su gente como visitante con una victoria de suma importancia en el torneo, pero lamentablemente en la previa hubo incidentes. Un operativo policial deficiente, los inadaptados de siempre y el destrato habitual al hincha en las canchas del fútbol argentino.
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La peregrinación de los riverplatenses que pudieron decir presente en La Fortaleza comenzó temprano en la tarde del martes. Todo estaba dado para una fiesta, aunque las sospechas de posibles incidentes entibiaban las expectativas. A las 19hs abrieron las puertas del estadio y el ingreso de los hinchas empezó a darse con normalidad.
Pero había una bomba de tiempo. El operativo policial obligaba a ingresar por la vereda, reduciendo el espacio considerablemente y acorralando al hincha. Cuando faltaban menos de 40 minutos para el inicio del partido todo se desmadró. Mucha gente intentó ingresar con entradas falsas y la policía respondió reprimiendo a todos los que estaban en la fila. Los palazos volaron sin discriminación.
Horas después, Juan Manuel Lugones, encargado del Aprevide tildó al operativo de “exitoso” y dijo que “hubo incidentes cuando la gente de River ya estaba adentro de la tribuna porque un grupo llegó con entradas truchas y quiso entrar. Nosotros no dejamos entrar barras ni hinchas con entradas falsas. Hubo tres policías y cuatro hinchas heridos y ocho detenidos”, claro que en el testimonio le faltó agregar que dentro del correcto impedimento de ingresar a los que no deben, se ataca y golpea a gente inocente.
Dentro de la cancha tampoco estuvo todo bien. La popular estaba colapsada y la policía no cedió hacia uno de los pulmones para distender un poco la presión. Muchos tuvieron que ver el partido hacinados y otros tantos ni siquiera pudieron ver el partido.
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También circuló información de que en la avenida Hipólito Yrigoyen hubo algunos saqueos y destrozos. Otro detalle no menor para el “operativo de seguridad exitoso”. Ya está, por suerte no hubo víctimas fatales y por eso la noticia seguramente caduque en las próximas horas. Estamos acostumbrados al destrato, a pasarla mal en una cancha. Es una moneda corriente que parece ser un cáncer en nuestro fútbol y que enferma cada vez más.
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