River tenía un gran equipo en el año 2005. Era candidato a ganar la Copa Libertadores. Sin embargo, la armonía del plantel se destruyó el 10 de mayo. El cruce entre Tuzzio y Ameli parece no tener fin ya que nuevos protagonistas comienzan a contar sus versiones. En este caso, José María Aguilar, contó su punto de vista del hecho. Es una de las pocas apariciones públicas del ex presidente Millonario desde que finalizó su mandato en 2009.

"Fue una situación muy perturbadora hacia adentro y de repercusiones incalculables hacia afuera. Una revelación de esta naturaleza abre puertas insondables, una Caja de Pandora. La infidelidad, escenificada en el principal equipo de la Argentina, despierta una curiosidad y sensibilidad insuperables", arrancó Aguilar en charla con La Nación. Y agregó: "La permanencia de ambos era una prueba de liderazgo muy severa para el cuerpo técnico y los dirigentes, y un mensaje muy claro en cuanto a las reglas a seguir. Optamos por la segunda opción, la de que los dos permanecieran en el plantel. Le dimos prioridad al aspecto deportivo. Con todo el ruido que significaba había que tomar una decisión definitiva en los días previos a un partido contra la Liga Deportiva de Quito, por la Copa Libertadores. Ese encuentro lo perdimos 2 a 1. Los periodistas deportivos habían quedado en minoría en comparación con los que se encargan de los chimentos del mundo del espectáculo".

Aguilar relató como era tratar con el tema puertas para adentro. "En todo el club se generó una situación muy desagradable, cambió la fisonomía y el ambiente que se respiraba. Fue algo de muy alto impacto. Mi obligación era guardar la discreción que todavía mantengo en este relato. Tampoco me correspondía conocer los detalles íntimos del asunto. Es un tema que me cuesta mucho, que me llevó a enfrentarme con conductores de programas de chimentos. Hubo más rebote fuera de las canchas que dentro. Y eso que todavía no estaban en auge las redes sociales. Con Twitter, Instagram y demás plataformas, el infierno se hubiera potenciado. La farandulización le hace mucho daño al fútbol. Ese semestre pudo haber sido muy distinto sin esta bomba que nadie veía venir", agregó el ex presidente de River.

Para cerrar, felicitó al cuerpo técnico por como llevaron la situación. "Astrada manejó todo de la manera que pudo, con la gran experiencia que tenía como jugador y con su amplio conocimiento del mundo River, pero tampoco estaba preparado para algo que trascendía a la táctica y a los estilos de juego", declaró Aguilar. Y concluyó: "Seguramente en el plantel se formó un grupo amelista y otro tuzzista, pero no al límite de causar una grave división. Sí, por el curso que tomaron los hechos y el tratamiento público y mediático que se le dio, Tuzzio quedó como el bueno y Ameli como el malo. Honestamente, a estas alturas de las circunstancias, no estoy tan seguro de que fuera así. Para Ameli significó el final de su carrera, prácticamente. Fue el más perjudicado, yo me quedé mal por eso. Tuzzio fue egoísta, ocupó el papel de víctima, lo cual le dio el apoyo de gran parte del plantel. No sé si Eduardo era víctima, porque tampoco estoy seguro de que las haya en este tipo de situaciones, no me atrevo a afirmarlo. La manera de manejarse de Tuzzio provocó una bomba, no solo en el plantel, sino en todo River. Fue una invitación a que el morbo se instalara a sus anchas".