En una final que quedará en la historia, el Millonario superó a Rosario Central y se quedó con la Copa Argentina, el trofeo que querían todos y que quedó en manos del Más Grande. ¡Vamos a la Libertadores!

Los dos equipos salieron a presionar bien arriba, en un campo de juego impresentable, con una mitad de cancha completamente embarrada que, lógicamente, complicó muchísimo las aspiraciones riverplatenses de jugar con la pelota al piso.

Y, con dos clubes que salieron a atacar, el partido no tardó en abrirse. A los 8 minutos, una buena jugada colectiva, en la que River logró sacar ventaja por el mal pique de la pelota, Ignacio Fernández fue derribado dentro del área.

El que agarró la pelota sin dudar fue Lucas Alario. Teófilo Gutiérrez le habló, intentó distraerlo, pero el Pipa no perdonó: remate fuerte, sin tanta dirección, para establecer el 1 a 0 en el Mario Alberto Kempes.

+ El gol, visto desde la tribuna:

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Al instante, el goleador de La Banda recibió una falta en el borde del área y Andrés D’Alessandro estuvo a centímetros de poner el 2 a 0, aunque el arquero rival le contuvo el remate en dos tiempos.

La respuesta rosarina llegó a los 22 minutos, con un tiro libre cercano al área en el que hubo dos cabezazos: el segundo, de Teo, a centímetros del arco, pero Augusto Batalla le ahogó el grito.

Sin embargo, llegando a la media hora de juego, Central llegó al empate en una jugada muy polémica, porque parece haber falta -o al menos, de esos foules que suelen cobrar los árbitros- sobre el arquero de River.

Como si fuera poco, al instante llegó otro golpe, porque Marco Ruben recibió la pelota dentro del área, la dejó picar y, antes de que achicara Batalla, puso el 2 a 1 para los dirigidos por Eduardo Coudet.

River cayó en un abismo, pero la defensa de Central le hizo un regalo, porque Gissi tomó levemente a Alario dentro del área y Loustau le dio otro penal a River. El Pipa volvió a acertar e igualó una final infartante.

El segundo tiempo comenzó con la misma intensidad, pero sin la precisión de los primeros 45 minutos. A los 9 del complemento avisó Central con un remate de Teo que Batalla controló sin dar rebote.

Sobre los 18 minutos, un débil remate desde la izquierda, que parecía no llevar peligro, complicó a Batalla, quien dio un rebote directo al botín de Ruben. El ex-River no perdonó y puso el 3 a 2 para los del Chacho.

River nuevamente entró en un colapso absoluto. A los 24, Ponzio estaba siendo atendido y Fernández perdió una pelota increíble en el borde del área. Lo Celso sacó un bombazo, pero Batalla, en esta ocasión, salvó a La Banda.

Gallardo movió el banco y puso a Iván Alonso, ese delantero que en el último semestre jugó poco y nada. El uruguayo entró y cambió la historia: primero aguantó la pelota para que Alario, intratable como siempre, igualara la final.

Y en la jugada siguiente, recibió la asistencia del enorme Pipa para, de puntín, poner el 4 a 3 en un encuentro increíble, cambiante, infartante, que tuvo a todos en vilo hasta el último segundo.

Hubo un cabezazo más de Alario que dio en el ángulo, pero por fin se terminó el partido más cambiante del año y River volvió a hacer historia. Como tantas veces en este ciclo glorioso, al cual es difícil describir con un sólo adjetivo. Más fácil: ¡Simplemente gracias!

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+ PUNTAJES: Jugador x Jugador.

+ FOTOS: Las imágenes de la final.

+ GOLES: Los gritos en el Mario Alberto Kempes.

+ ¿FUE O NO FUE? Las polémicas de la noche.

+ ¡IMPERDIBLE! Los mejores afiches del campeón.