Marcelo Gallardo nos tiene acostumbrados a los hinchas de River a conquistar títulos sin parar. Con un promedio extraordinario de al menos una coronación cada seis meses, no podemos evitar y/o mezclar dentro de ese palmarés todas las eliminaciones a Boca con el desenlace final y eterno de la Copa Libertadores 2018 ante ellos en Madrid. Jamás se podrá vivir algo igual, ni acá ni en la vereda de enfrente, y eso es algo que por más que se diga hoy cuesta dimensionar.
También es cierto que el Muñeco nos acostubró a levantar las copas a fin de año llenos de alegría, pero al mismo tiempo con la incertidumbre sobre su futuro. Y en consecuencia el nuestro y el de River. Más allá de la fecha que dictaminan los contratos, Gallardo admitió siempre hacer un balance por estas fechas para así decidir cómo y dónde encarar el año venidero.
Pero esta vez se anticipó y nos dio rienda suelta a todos los hinchas de River a pasar un fin de año con brindis lleno de felicidad y al son de “Qué pasó con Boca”, “el que no salta murió en Madrid” y más hits. “El 2 de enero voy a estar acá“, “Haré una reflexión sobre mi continuidad a mediados de 2020“, dijo y nos conquistó. Debo admitir que su frase sobre el 2 de enero provocó en mí una alegría y un festejo comparable con un gol en una final. En serio, puedo apostar que mis latidos, miendorfina, serotonina, dopamina y oxitocina, vivieron y reaccionaron de una manera similar a lo que pudo haber sido el gol de Scocco ante Central Córdoba el otro día en Mendoza.
Pero más allá de las razones lógicas de felicidad por seguir teniendo al mejor DT del país y uno de los mejores del mundo ¿por qué se festeja como un título? Porque justamente es eso. Seguir contando con Marcelo Gallardo al mando del Millonario implica seguir cosechando éxitos, continuar creciendo deportiva, institucionalmente e incluso humanamente. Escuchar a Napoleón es una clase de vida constante.
¿Por qué Gallardo decidió seguir en River? Además de su acuerdo de antemano con El Más Grande, hubo factores coyunturales que derivaron en la determinación prematura del DT. La derrota en la final de la Copa ante Flamengo, y sobre todo la manera insólita en la que se dio, despertaron en Gallardo una sed de revancha que es saciada con la convicción de que puede levantar su tercer trofeo de Libertadores. La reconstrucción: 2020 será inevitablemente un año de nuevos cimientos. Varios jugadores se irán, y otros que optarían por la misma decisión, elegirán quedarse en La Banda al ver que el Muñeco continúa al mando. Nuevo proyecto: Napoleón es un experto a la hora de crear nuevos planteles y en River ya lo hizo con éxito varias veces. Superliga: promediando la competición, el Millonario está en el diálogo y es un torneo que siempre le fue esquivo. Cariño del hincha: en ningún lugar estará más cómodo y feliz que en River, su casa y con su gente.
Ya es una realidad vox populi e incluso una gastada a nivel nacional el “¿Suma estrella para Boca?”, cada vez que el club de la Ribera por ausencia de logros y acumulación de tristezas quiere ostentar algún éxito como puede ser una elección presidencial, una nueva canción de Osvaldo, o que un actor de Hollywood diga que es hincha de Boca. Pero esto, del lado de enfrente sí se traduce en estrellas.
Que Gallardo siga como DT de River significa River campeón. Lo avalan 5 años, hagan sus apuestas, el Muñeco sigue en casa, sonríe el fútbol, sonreímos todos.