En una charla íntima, Rodrigo Mora se abrió para dejar ver otras facetas de su vida más allá del jugador. Sus orígenes humildes, sus relaciones familiares y todo lo que debió atravesar para llegar a este presente de felicidad en River.

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No es común que los futbolistas muestren su lado más íntimo y personal. Detrás del profesional hay vidas como las de cualquier otro, aunque en general los jugadores prefieren mantener separadas esas dos facetas que conviven en la misma persona. Por eso, cuando uno de ellos se deja mostrar, es interesante escucharlo.

En esta oportunidad fue Rodrigo Mora quien se abrió para contar algunas cosas de su vida. En una charla íntima con el sitio oficial, se dejó ver tal cual es: un tipo sencillo, humilde, sensible.

“Acá me siento querido y soy completamente feliz. Disfruto todos los días de poder ser feliz. Uno nunca sabe lo que puede pasar y yo acá me siento feliz cada vez que voy a entrenar. Voy feliz, no me cuesta nada todo lo que se trate de River. Es algo lindo estar acá. Quizás uno no se da cuenta en el día a día, pero yo lo aprendí a valorar cuando me tocó irme”, aseguró.

De todas formas, el fútbol no es lo único que deleita al uruguayo: “Soy una persona tranquila, disfruto mucho de estar en mi casa o en un parque, tomando unos mates, compartiendo con amigos. Cuando tengo la oportunidad también con mi hijo. Y después está mi familia, que cada vez que hay un partido importante, se vienen 10 o 15 desde Rivera”.

Para Rodrigo no fue nada sencillo llegar a este lugar de privilegio: “Mi familia está compuesta por mi papá y mis cinco hermanos. Mi mamá falleció cuando yo tenía 12 años y el que me incentivó a seguir en el fútbol, porque yo soy de una familia muy humilde, fue mi padrino. Mi papá, albañil, prefería que yo lo fuera a ayudar a laburar. Prefería que lo ayude en la obra, pero yo me perdía de vista y me iba a jugar a la pelota a la plaza. Mi padrino me iba a buscar, me llevaba a entrenar todo el tiempo. Sabe que esto que vivo trato de compartirlo con él todo el tiempo y él cuando puede me viene a ver y se enorgullece. Cuando me tocó estar en Portugal, fue el primero que me fue a visitar y me decía ‘no puedo creer dónde estoy’. Era la primera vez que salía de Uruguay y lo disfrutó como nunca”.

La pérdida de su madre lo marcó, pero no le quitó las ganas de pelear por hacer lo que más le gustaba: “Yo tenía 12 años, mis hermanos eran más chicos. Son cosas que pasan en la vida. Tuve que hacerme fuerte de alguna manera y apostar a lo que yo quería. Estudiar era difícil para mí porque no era lo que me hacía feliz. Tener la oportunidad de jugar al fútbol, de amar lo que hacés y de trabajar de eso es algo que me llena y por eso digo que disfruto y lo hago con amor”.

¿Se tenía confianza para llegar a ser futbolista? “No sé si me tenía fe. Lo que sí sé es que cada vez que iba a jugar al fútbol amaba lo que hacía y no me importaba. Me iba a las dos de la tarde para la placita y volvía a las 10 de la noche. Era un niño y solo quería correr atrás de una pelota. Después, cuando fui creciendo, fueron pasando los años y ya empecé a jugar en escuelita, en la Obdulio Jacinto Varela, que la dirigía mi padrino y un amigo. Después pasé a Huracán y de ahí al club del barrio, que era Nacional. Cuando ya era más grande, jugué en la Selección de Rivera y después a Montevideo”.

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Las ganas de volver a ganar la Copa: “Tenemos la oportunidad de jugar otra Copa Libertadores, venimos bien y sin dudas vamos a pelearla”.

Su relación con Gallardo: “Marcelo desde el momento que llegó, hablamos y me dijo ‘yo te voy a tener en cuenta y quiero que te quedes acá con nosotros’. Es un tipo sincero, frontal. Enseguida tuvimos un ida y vuelta, yo me abrí mucho con él, le contaba cosas más allá del fútbol. Él me aconsejaba desde su lugar. Aprendí mucho de él”.

Su familia: “Mi abuela sabe lo importante que es para mí, para sus hijos y sus nietos. Cada vez que voy a mi ciudad el beso y el asado con mi abuela no falta. Mis hermanos están todos en River, menos una hermana que está en Montevideo. Cuando tengo la oportunidad, siempre nos cruzamos unos mensajes. Mi padre cuando puede y cuando tiene ganas, viene. Pero como es del interior, gente de pueblo, a la primera oportunidad se raja”.

Octavo goleador extranjero en la historia de River (a 3 de Da Silva y a 7 de Alzamendi): “Realmente no me doy cuenta de lo que estoy generando con el club. Me pone contento. Ojalá pueda seguir haciendo goles, no sólo para seguir en la historia, sino para ayudar al equipo y seguir logrando cosas lindas”.

¿Con qué goles se queda de los 36 oficiales que hizo?: “Elijo el que hice contra Tigres por la Copa (NdeR: 2-2, en México, por la fase de grupos) y después el gol de la semifinal contra Guaraní. Más allá del momento, por lo que significaba el partido y por cómo fue el gol”.

La exigencia de River: “Sé que tengo que volver a hacer goles, no me puedo quedar mucho tiempo en River sin hacer un gol porque sé lo que te exige la gente y lo que exige el club”.

Los goles a Boca: “Es algo lindo porque la gente disfruta mucho más por ser el eterno rival. He tenido la oportunidad de hacerle goles y quizás ellos, con el buen sentido de la palabra, me ‘odian’ un poco. Es normal, se disfruta”.

Su día a día en River: “A la mañana me levanto y me voy a Ezeiza. Regreso tipo 1.30 o 2. Nosotros almorzamos todos juntos allá. Llego ya con sueño. Me duermo dos horitas de siesta, me levanto y, si estoy solo, agarro la bici y me voy a los bosques a pasear. Vuelvo, me baño, preparo el mate y me quedo tranquilo, invito a algún amigo o amigos que vienen de Uruguay. También me gusta cocinar. Estoy aprendiendo y disfruto mucho de hacerlo. Hago bifes a la cacerola, carne al horno con papas, arroz, pollo al horno, pastas. Variado”.

Su participación en las redes sociales: “Yo arranqué tranqui y después no podía creer lo que generé con las redes. Impresionante. Desde mi lado digo ‘¿por qué no compartir una foto o contarle a los hinchas con un vivo lo que uno hace?'”.

¿Quién es su compañero de concentración?: “Iván Alonso. Es una persona que le entró muy bien al grupo desde su experiencia. Tratamos de sacar provecho. Yo primero concentraba con Sánchez, después con Tabaré (Viudez) y ahora con Iván. Hicimos una relación increíble, él siempre me está marcando cosas en lo futbolístico para poder mejorar”.

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