Ernesto Corti dejó un recuerdo positivo en River. Instalado en México, donde llegó a ser ayudante de campo en el Toluca con Rolando Cristante como DT, el ex volante central recordó la increíble experiencia que le tocó en Núñez: heredar transitoriamente la camiseta número 10 de Norberto Alonso.
La historia se remonta a 1987, cuando Carucha llegó a River desde Instituto (Córdoba) con Carlos Timoteo Griguol como entrenador. Era una época dorada para el club porque el año anterior había sido campeón mundial. Sin Norberto Alonso ni Héctor Veira en la dirección técnica, había que reconstruir el plantel hasta consolidarse nuevamente.
Pese a ser mediocampista de contención y marcador central eventualmente, Corti se sorprendió cuando entró al vestuario de River y tenía designada la número 10 que había dejado vacante el Beto. Un dato nada menor es que en ese momento los dorsales iban del 1 al 16, es decir que sus dueños rotaban en caso de ausencia o suspensión.
“Fue algo increíble. Cuando llegué se había retirado Alonso y en ese momento se jugaba con numeración corrida. Me enteré cuando entré al vestuario y vi mis botines al lado de esa camiseta. Pero, fueron algunos partidos nada más”, manifestó el hombre de 57 años, nacido en Córdoba capital.
La situación causó sorpresa entre los hinchas, quienes estaban acostumbrados a Alonso, un jugador tan talentoso como cerebral y goleador. “Me veían con la 10, volante de recuperación con garra y no muy técnico, y por supuesto les parecía que no correspondía. Pero no quedaba otra, la tenía que usar”, explicó Corti, en diálogo con Olé.
El punto de inflexión para que Carucha comenzara a ser respetado por la gente de River ocurrió cuando marcó un gol en el histórico 3-2 de 1987 sobre Boca tras estar 0-2 y con un penal en el último minuto para el eterno rival: “Erramos un penal y perdíamos. Por suerte pude hacer el gol del empate, ganamos 3-2 y la gente empezó a reconocer mi esfuerzo”.