La bronca y la amargura por la derrota en el superclásico todavía permanece entre los hinchas de River y seguramente así sea por algunos días o incluso hasta que el Millonario vuelva a jugar. La deshazón viene más por la manera en la que Boca consiguió el gol de la victoria que por lo que hizo River durante el partido, que fue bastante bueno en líneas generales. Gallardo repitió a los once que venían de ganarle a Gimnasia de La Plata pero hubo algunas piezas que no funcionaron de igual manera que contra el Lobo.

Uno de los que no convenció desde el rendimiento fue Robert Rojas. En defensa, el Muñeco le asignó al Sicario una función clara: evitar que Sebastián Villa, peligroso por su velocidad, desbordara por el sector izquierdo. Y el paraguayo cumplió con creces, porque en el primer tiempo el jugador de Boca casi no pudo superarlo ya que River le doblegó la marca y junto con Rojas casi siempre había un hombre más encima (Enzo Pérez o Paulo Díaz). En cada pique de Villa, el Sicario siempre le ganó con el cuerpo, terminó barriendo, despejando a la tribuna, tapando el centro o obligándolo a tocar para atrás.

 

En una cara de la moneda no hay reproches. Ahora bien, las falencias del Sicario (siempre hablando estríctamente de este partido) aparecieron en ataque. Al tener un rol netamente defensivo y de contención, apenas pudo proyectarse/desbordar y pasar mitad de cancha, lo que terminó repercutiendo negativamente en el equipo, sobre todo en Santiago Simón. Al no tener con quien hacer el 2v1 por la banda de Fabra, Simón se nubló en varios tramos del partido y pasó desapercibido.

La radiografía del partido del Sicario, en constante lucha ante los arranques de Villa. (Foto: Getty).

Además, Rojas tampoco ensayó ningún pase filtrado (algo recurrente en los defensores de los equipos de Gallardo) para poner a correr a algún volante o delantero, sino que la mayoría de las veces que buscó a Simón fue con pelotas al pie que obligaban al volante de River a tener que girar rápido o a sacarse un rival de encima. Lógicamente que el defensor no estuvo ni cerca de ser "responsable" de la derrota, pero el cambio entre su faceta defensiva y ofensiva claramente es uno de los puntos a analizar (hay varios más) y por los cuales puede empezar a explicarse porque River no pudo marcar por lo menos un gol ante Boca.

 

Los números de Rojas ante Boca

Lo antes analizado puede verse reflejado en algunas de las estadísticas del Sicario en el Monumental. En defensa, tuvo 4 despejes, una intercepción y 3 entradas, además de haber ganado todos los duelos aéreos que tuvo y la mitad en el piso. Por otra parte y mirando la parte ofensiva, solo tocó 57 veces la pelota y 16 de sus pases terminaron en el rival, lo que muestra que se animó poco en ataque y tampoco mostró precisión en sus pocos intentos. Además, solo tiró un centro en todo el partido y completó dos balones largos.