En menos de un año, Driussi explotó en términos futbolísticos para ser una de las figuras de River y encabezar la tabla de goleadores.
Con D de difícil. Así fue su camino previo hasta poder afianzarse. Navegó, quizás sin sentido, por varios puestos y llegó a tener un pie y medio afuera del club. Pero llegó una charla salvadora con Gallardo, y entre los dos pudieron entablar un acuerdo. Porque el Muñeco es especialista en encontrar soluciones y en no cerrarse en una sola idea, y porque este chico entendió que la confianza hacia él estaba firme, y que no debía dejar pasar ese último tren. De hecho menos de 6 meses después fue la cara representativa de River en la inauguración de un torneo, mientras paseaba arriba de un auto convertible en pleno Disney. Ah, y además al mismo tiempo lideraba la tabla de goleadores del fútbol argentino.
Con D de determinante. De derecha. De zurda. De Cabeza. De caño. De volea. De afuera del área. Anticipando en el primer palo o llegando por el segundo. En un amistoso y en finales de copa. Apilando rivales o encontrando el espacio vacío para empujarla. Para abrir partidos decisivos o para cerrarlos. Aprovechando centros certeros de sus compañeros o errores del rival. El pibe hizo goles de todas las maneras, contribuyó con muy buenas asistencias, y forma junto con Alario la mejor dupla de ataque actual del país. Un verdadero fuego es el que parece llevar dentro este chico, que evidentemente posee una cabeza que no deja de inyectarle confianza plena.
Con D de diversión. Porque se lo ve disfrutando adentro y afuera de la cancha, y también sabiendo separar muy bien su condición de hincha absoluto con la responsabilidad que conlleva defender el escudo más pesado del país. “Mi viejo me hizo muy fanático de River, pero debo abstraerme de eso a la hora de jugar. Igualmente el profesionalismo nunca va a matar al hincha”, afirmaba este chico con las ideas muy claras en un micrófono hace algunas horas. Y después lo ves en los partidos festejando un gol con la sonrisa de oreja a oreja, o jugando con su lengua afuera al mismo tiempo que los ojos se le pierden en medio de la felicidad. O lo ves en la semana subiendo alguna foto a pura alegría con alguien del plantel, acompañada de alguna frase en broma que demuestra la buena onda que reina en ese vestuario.
Con D de “de chico me enseñaron que a boca hay que ganarle siempre”. Otra de las frases suyas que lo pintaron de cuerpo y alma en esa entrevista. Se notó por la manera de gritarles el gol que tuvo en el Monumental en diciembre. Ojalá que en la Bombonera dentro de algunas semanas se repita ese grito, y que nos vayamos con un triunfo para recordarlo por mucho tiempo.
Con D de Driussi. El muchacho del momento. El que se convirtió en uno de los factores más resonantes del último año de River, y que también puede llegar a ser una aparición notable para el futuro del fútbol argentino. Sabemos que no deja de ser un pibe, y que van a llegar los baches y las intermitencias. Pero lo más importante es lo que transmite y lo que irradia, y sentir que su techo se construye cada vez más alto.
Ser “jugador-hincha” del Más Grande, entrenar en el Monumental, hacer un gol mientras suena el grito de tu gente, ganar una Libertadores, y encima poder vivir de lo que te apasiona. Driussi hizo realidad muchos sueños que millones en el mundo alguna vez quisimos cumplir y no pudimos. Y él no solo consiguió eso, sino que además continúa en la búsqueda de un montón de desafíos hermosos por delante. Esperemos que siga valorando ese privilegio con la humildad y el compromiso que demuestra desde que lo conocemos. Para que su viejo Hugo se sienta cada vez más orgulloso, y también para que nosotros podamos seguir disfrutando de su fútbol y su crecimiento.
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