En el camino hacia la obtención de la Copa Libertadores, miles y miles de hinchas de La Banda acompañaron al equipo en cada viaje y cada momento. Nuevamente, volvió a quedar demostrado quién es El Más Grande, lejos…

Para el Mundo River, la fase de grupos en la Copa parecía fácil cuando se veía los nombres de los rivales que lo conformaban. Sin embargo, el equipo de Marcelo Gallardo estuvo hasta el último partido para lograr la clasificación. Y “hasta el último momento”, al igual que todos los fanáticos Millonarios.

Pese a que la clasificación a los octavos de final costó muchísimo, debido a los que los resultados no se daban como todos esperaban, la gente siempre estuvo. En el debut con San José, de Bolivia, ni la altura ni los 2.500 kilómetros importaron.

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Después, tocó debutar en el Monumental contra Tigres. El empate, por 1-1, no ayudaba, pero la fiesta siempre fue de River. Más tarde estuvo el viaje a Perú, en un estadio con cancha de césped sintético. Sí, increíble. Y como si fuera poco, el empate complicó un poco las cosas. Los fanáticos hicieron de Chiclayo una ciudad riverplatense.

¿Creen que aquello importó? Ni por casualidad. El hincha siempre estuvo. Luego, El Más Grande recibió a Juan Aurich y, cuando el equipo hacía lo imposible para que la pelota entrara, los peruanos lograron igualar sobre el final. ¿La gente? Con la Fe ciega.

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El viaje a Monterrey fue duro. 8.029 kilómetros separan Argentina de México. Aun así, el estadio Universitario se tiñó de rojo y blanco, en un duelo que fue para el infarto. Y claro, faltaba definir el último partido, en el Monumental, contra San José. Allí se debía definir todo y River dependía del resultado entre los Felinos y Aurich. La Banda logró la clasificación y el Antonio Vespucio Liberti volvió a estar repleto.

En los partidos de mano a mano, Boca fue la primera víctima. No hace falta aclarar cómo estuvo el templo sagrado. Los videos y las imágenes hablan por sí solas.

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Más tarde tocó recibir a Cruzeiro y viajar a Brasil. Belo Horizonte olvidó su color azul y adoptó el rojo y blanco, con 2.000 hinchas.

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Recibir a Guaraní, en la semifinal de ida, fue increíble. Casi a la par del auténtico golazo de Rodrigo Mora. Y el viaje a Paraguay fue épico. ¿En el Defensores del Chaco? Alrededor de 10.000 hinchas y el ansiado pasaje a la final.

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Y finalmente, la perseverancia y el aguante incondicional de la gente, tuvo su premio. El Más Grande igualó 0-0 en Monterrey y 400 personas se hicieron escuchar en “El Volcán”. Y llegó el gran día. El que todos esperan hacía 19 años. El recibimiento en el gigante de Núñez.

Alrededor de 70.000 almas albergaron todos los rincones posibles del estadio. El recibimiento fue épico, histórico. A la par del que se vivió en 1996. Y sí, los del chiquero estuvieron presentes. La lluvia se transformó en su llanto, porque River volvió a ser campeón y la fiesta de la gente fue completa.

+ El inolvidable recibimiento de la hinchada de River en la final

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