Braian Romero debe estar transitando las horas más frenéticas y emocionantes en su carrera como futbolista. Tras recibir el llamado de Marcelo Gallardo y que los clubes hayan negociado en absoluto silencio, el atacante está a una firma de ser el segundo refuerzo de River en este mercado de pases. Viene de romperla en Defensa y Justicia, donde levantó la Copa Sudamericana y la Recopa y marcó 18 goles en 18 partidos a nivel internacional, números inigualables e impensados para un delantero del fútbol argentino. Pero detrás de todo el talento como jugadorque lo catapulta al Millonario, hay una historia de vida dura que casi lo lleva a dejar de jugar al fútbol.

En 2012, Romero estaba dando sus primeros pasos en el Club Acassuso con 19/20 años cuando de un día para el otro, un pequeño dolor en la cintura que parecía inofensivo terminaría derivando en una artritis que casi le arruina la carrera: “Me fui a dormir una siesta y cuando me levanté me empezó a doler la cintura. El dolor empezó a aumentar, pensé que había dormido mal. Al otro día fui a entrenar, me llevó un compañero y me revisaron los médicos del club. Me llevaron al Hospital San Isidro y quedé internado. Estuve 15 días que no me pude mover de la cama, tenía un dolor fuerte, no podía mover el cuello. Después de dos meses me detectaron una artritis reumatoidea a través de un traumatólogo. Tuve que dejar de jugar al fútbol, no podía caminar… Estuve dos meses sin caminar“, le contó al Sitio Oficial de la Conmebol en una entrevista a principios de este año.

Y agregó: “El reumatólogo de cabecera me dijo que me busque otra actividad en Acassuso, porque no podía seguir jugando al fútbol, porque iba a seguir lastimando el cuerpo y no iba a poder caminar. Recibir esa noticia fue el golpe más duro de mi vida, tenía una nena recién nacida, estaba alquilando, se me estaba yendo lo del fútbol. Siempre tuve la fe interna que iba a volver, que lo que me decían ellos iba a hacer lo contrario con mi fe. Empecé a ir a la Iglesia, porque no iba seguido. Mis abuelos iban seguido y me decían que fuera. Me tocó, me aferré a eso, un día escuché un testimonio del Pastor… me llenó mucho de los milagros de la Biblia. Si ocurrió esto a mi me puede ocurrir. Empecé a ejercer la fe, a estudiar la palabra… Fui mejorando, mejorando”.

No es casualidad que después de marcarle a Lanús en la final de la Copa Sudamericana 2020, el oriundo de San Isidro se sacó la camiseta y mostró una musculosa blanca que decía: “La Gloria a Dios“. Sin dudas una historia emocionante y casi milagrosa, de las varias que mucho tiempo después algunos jugadores las dan a conocer.Después de tanta lucha, Romero está ante la oportunidad de su vida, ante un nuevo desafío: triunfar en el club más grande de Argentinay de queque está preparado para superar cualquier obstaculo que se le presenteno queda ninguna duda.