Lucas Alario llega hoy a los 24 años de vida. La historia de este delantero que llegó como un desconocido y que no tardó nada en convertirse en ídolo a fuerza de goles importantes.
Su llegada pasó desapercibida. Coincidió con la de Saviola y Lucho, dos jugadores con una enorme historia en el club, y con la de Tabaré Viudez y Nicolás Bertolo, dos refuerzos que generaron una gran expectativa. No necesitó estar en la foto de presentación. Él ya tenía la cabeza puesta en Guaraní.
Gallardo le preguntó si estaba preparado para ser titular en la ida de la semifinal de la Copa Libertadores. “Para esto me trajeron”, le contestó Lucas, quien venía de convertir la modesta suma de 12 goles en 60 partidos en Colón. Lo tiraron en la cancha y no decepcionó: dos asistencias, una a Mercado y otra a Mora, en su primer partido con La Banda.
Lo que vino después es historia. La de los goles importantes. A Guaraní para sellar el pase a la final, a Tigres para comenzar a ser campeones de América después de 19 años, a Hiroshima en Japón para llegar a jugar con el Barca. Y también otros, no tan resonantes, pero que a River le sirvieron y mucho: a Independiente Santa Fe en la Recopa Sudamericana y otros dos más para avanzar de ronda en la actual Copa Argentina.
Recién cumple 24 años, pero juega con la experiencia de un consagrado. Humilde, aprende y evoluciona. Cada día es mejor. No sorprendió que haya tenido su merecida chance en la Selección. Y tampoco debería sorprender, para dolor de todo River, tener que verlo del otro lado del Océano Atlántico dentro de poco tiempo.
¡Feliz cumpleaños Lucas! ¡Gracias por tanto!
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