Y una noche volvió el River de Marcelo Gallardo. Ese que había aparecido desde la presencia y el carácter pero que se debía todavía una gran actuación desde lo futbolístico y un triunfo claro y contundente como fue este 4 a 1 frente a Atlético Tucumán. Un partido redondo por donde se lo mire. Con rendimientos individuales y colectvos altos que despiertan un entusiasmo especial para todo lo que viene.
En la noche del Monumental, River fue ese equipo que el hincha espera y desea ver. Dominador y protagonista. Fue más compacto, tuvo sus líneas más juntas, se posicionó en campo contrario, intentando cortar alto para llegar rápido a su objetivo: el arco de Tomas Durso. Un equipo corto que supo moverse en sintonía y que forzó errores en el rival a la hora de manejar la pelota.
River volvió hacer sentir incómodo a su adversario. Recuperó esa presión alta que busca el entrenador y esa prestación física difícil de soportar para cualquier oponente. Con Matías Kranevitter, como gran bandera en ese aspecto, el equipo empezó a crecer. A fluir. Es cierto que le costó el arranque de partido y hasta estuvo 0-1 en el marcador, pero nunca perdió la compostura y con el paso de los minutos y el desarrollo del partido logró hacerse fuerte e imponerse.
Goles en momentos justos y un gran complemento
Vinieron los goles de Leandro González Pirez y de Miguel Borja para irse al vestuario en el entretiempo con la satisfacción de dar vuelta el resultado y recibir los aplausos de un Monumental que premiaba ese 2-1 y la reacción y recuperación de River. El segundo tiempo fue mejor aún. La intensidad millonaria fue mucha para la resistencia Decana que arrojó la toalla después del tercer gol recibido en su arco, resignado ante tanta superioridad.
Ese tercer gol no fue un gol más para River. Fue la confirmación de una muy buena noche, la consolidación de un resultado favorable y la mejor aparición de Marcos Acuña con la camiseta de River. Llegada al fondo como nos acostumbró con la celeste y blanca, freno, enganche para un lado, enganche para el otro y una acción determinante para que Maxi Meza tenga su debut goleador con la banda roja.
Ahora se viene la Copa y el superclásico
La felicidad brotaba en las tribunas, las sonrisas se multiplicaban y la ilusión se potenciaba en cada hincha. Es que lo que se viene es muy importante. Arranca una semana de esas trascendentales para todos. De esas en las que comprobamos nuestro estado cardíaco sin necesidad de tener que ir al medico. La Copa Libertadores el martes y el Superclásico el sábado. Y si bien sabemos, y tenemos claro, que el gran objetivo al que apuntar es Colo Colo, no podemos mirar para el costado con lo que sucederá en La Bombonera.
Ganarle a Boca está en nuestra sangre. Lo deseamos y disfrutamos como ninguna otra cosa en este mundo. Vemos en una plaza jugando a la pelota un nene con la camiseta de River y a otro con la de Boca y somos capaces de pararnos un ratito a mirar si el nene nuestro le gana al de ellos. A ese tipo de locuras lleva esta rivalidad cada dia mas eterna. Y el público lo vivió asi. Cantó más por este partido que por el de la Copa. Lo bueno es que el Muñeco tiene la misma “locura” de la gente y expresó que le encanta y disfruta todo lo que se vivirá durante esta semana.
Seguramente en esa cabeza sabia e inteligente inventará algo para dejar feliz al pueblo millonario. Ya lo hizo en otras oportunidades por lo tanto solo hay que creer. A Chile iremos con confianza pero no confiados. El espíritu copero mostrado en los partidos con Talleres seguramente dirá otra vez presente en la noche del martes. A eso se le sumará esa dosis de fútbol que empieza aparecer después la mini pretemporada, donde se sumaron entrenamientos y potenciaron conceptos tacticos. Era algo lógico la necesidad de tener días de ensayos para empezar a diseñar ese equipo serio y ganador que pretendemos.
Un receso que vino como anillo al dedo
Desde su llegada a River, el DT había tenido más partidos que entrenamientos y las cosas se iban haciendo como se podía dentro de un contexto de urgencias. Se dejaron muchos puntos en el camino en el torneo local pero se consiguió lo mas importante: El pase a los cuartos de final en Libertadores que era vital para el 2024 de River. Llegó el receso, se paró la pelota y el trabajo realizado parece haber empezado a arrojar sus frutos tras observar el 4 a 1 frente a los tucumanos.
Por eso el entusiasmo para lo que viene. Porque vimos un River mejorado. Y también un Germán Pezzella siempre seguro, un Fabricio Bustos que es un tractor en ataque, un Santiago Simón importante en su nuevo rol, lo ya mencionado en esta columna sobre lo bueno de Marcos Acuña y Matías Kranevitter, los goles de Borja, el muy buen ingreso de Facundo Colidio, las ganas de volver a ser de Ignacio Fernández y de Manuel Lanzini. Todos aportando desde su lucimiento individual lo que River necesita para tener un funcionamiento colectivo que pudo mostrar su mejor imagen en lo que va de este segundo ciclo Gallardo. Es una gran noticia que esto suceda en el momento justo y de cara a la semana más importante del año. River va por todo. Está claro que quiere la Libertadores pero tambien demostró que no se baja del Campeonato.