Parece mentira que ya hayan pasado más de siete años de aquella noche en la que lo vimos a Franco Daniel Armani con una corona de Burger King en su cabeza después de haber sido una de las grandes figuras en lo que fue su primer gran partido decisivo con el buzo de River. Aquella recordada final contra Boca en Mendoza en marzo del 2018 sin lugar a dudas fue una carta de presentación elocuente y sería el spoiler más claro de la historia que vendría por delante.
El próximo 16 de octubre los dígitos de su DNI marcarán el número 39 pero el paso del tiempo para el Pulpo, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en un pleno desafío para plantarse en esa batalla con el poder de cada uno de sus tentáculos. El sábado en Avellaneda, una ciudad que le sienta demasiado bien en sus dos canchas más famosas, volvió a mostrar toda su vigencia y a sacar a relucir su espíritu legendario.
Sí, Armani ya es sinónimo de leyenda. Un arquero de época. Cuando inicia el trote hacia las tribunas del Monumental el cosquilleo de los nuestros es de un enamoramiento total para ovacionarlo, y cuando se dirige en otros estadios a pararse bajo los tres palos genera en el público rival una mezcla de respeto y presencia que imagino debe ser una sensación ligada a la secreta admiración y al temor.
Números arrolladores de un arquero arrollador
Por un lado la locura absoluta de ya haber llegado a las 158 vallas invictas en River en tan solo 347 partidos, lo que representa el arco en cero garantizado en el 45% de los encuentros totales. El Pulpo ya se ubica en el segundo escalón del podio histórico en el rubro, solo por detrás de Amadeo Carrizo que acumuló 187 y habiendo superado al gran Pato Fillol el sábado en Avellaneda.
Por el otro, el poder de su presencia en los clásicos ante Boca, San Lorenzo, Racing e Independiente fusionados, donde más allá de los números ha tenido una trascendencia suprema en el grueso de los resultados favorables. Armani acumula 54 clásicos oficiales con 28 victorias, 29 vallas invictas y solamente 32 goles recibidos, liderando los tres rubros en la historia del club ante el resto de los grandes.
¿Ya puede considerarse como el mejor arquero de la historia del club?
Es cierto que en el fútbol ciertas comparaciones pueden ser odiosas y que las épocas van cambiando considerablemente a la hora de analizar contextos, pero lo que es indiscutible es que Armani está sentado en la mesa chica de los que pueden ser considerados como el mejor arquero de nuestra historia.
El gran Amadeo Carrizo con su estilo irrepetible marcó un antes y un después en el puesto. Ubaldo Matildo Fillol técnicamente fue un arquero inigualable. Nery Pumpido con su mentalidad ganadora y personalidad impuso una supremacía total. Y Marcelo Barovero con su talento innato se las ingenió para haber brillado en momentos claves que terminaron llevándonos a momentos gloriosos.
Pero Armani tiene un enorme plus sobre el resto de los candidatos a ese gran trono, más allá de los 10 títulos conseguidos en River y de su ingerencia total en infinidad de partidos sean decisivos o no tanto. Y es el hecho de haber sido la figura total del torneo más recordado por los hinchas como fue el de la Libertadores 2018, con atajadas memorables en fase de grupos, octavos, cuartos, semis y finales.
Si desde ahora hasta el final de su camino en el club vuelve a coronar alguna conquista de América manteniendo su nivel actual será muy difícil quitarle el cinturón no solo de ídolo absoluto que ya lo tiene hace tiempo, sino de rey supremo de todos los arqueros riverplatenses. Pero más allá de lo que ocurra, habrá sido un placer total haber transitado el camino juntos, Franco, donde convertiste aquella corona de papel de Burger King en una de oro absoluto que llevarás puesta por los siglos de los siglos.
