Los hinchas de River volvieron a marcar la diferencia en las tribunas, como hacía mucho no sucedía en un superclásico. La última vez había sido en el Estadio Santiago Bernabéu, en aquella histórica final de la Copa Libertadores. Nunca más volvieron a cruzarse las hinchadas en un mismo escenario. Y a pesar de que esta vez el resultado fue distinto, las tribunas del Millo volvieron a darle una paliza bárbara al rival de toda la vida.
La mano ya comenzó torcida desde el vamos. Más allá que muchos hinchas del Más Grande lograron ingresar al Kempes bien temprano, unos 30 micros del Millo que salieron el sábado por la noche desde la puerta del Monumental quedaron retenidos en la ruta durante varias horas, superando requisas, cacheos y muchos inconvenientes para llegar a horario. Así y todo, sin los tradicionales bombos, los hinchas de River se hicieron escuchar.
La barra de River, los Borrachos del Tablón, recién pudo ingresar al estadio cuando iban 18 minutos de juego. El Millo iba ganando el clásico 1 a 0 con el tempranero gol de Miguel Borja. Si la tribuna ya era una fiesta, desde el recibimiento y desde el aliento sostenido de su gente, con el ingreso de LBDT la diferencia fue todavía más notoria: desde el primer minuto del partido el Más Grande silenció a Boca, que tenía una tribuna que parecía una postal.
El desarrollo del partido fue cambiando los ánimos dentro de la cancha y en el banco de suplentes, pero en las tribunas siguió dominando River. La gente no paró un minuto de alentar, sobre todo cuando notó que el equipo más lo necesitaba. Hubo empuje, temas que levantaron a todos los hinchas que estaban en las plateas y ya con el resultado consumado, llegó una nueva muestra de amor y de fidelidad a la camiseta.
“Que no me importa si ganás, que no me importa si ganás, yo vengo por la camiseta / Esos colores que llevás son parte de la enfermedad de la que nunca me voy a curar”, entonaron al unísono los más de 25 mil hinchas de River, que no se movieron de sus lugares para despedir al equipo con un aliento ensordecedor. En la cancha esta vez ganó Boca, pero en las tribunas volvió a ganar River. Y por goleada.