No tengo muy presente cuánto entusiasmo despertó en el hincha de River la llegada del venezolano al Club, pero sí tengo claro que, de irse, ningún hincha lamentará su partida. Es más, hasta alguno se ofrecería de Uber para llevarlo a Ezeiza.
Rondón fue un delantero de jerarquía internacional. No. El “fue” no es un error de tipeo. Es solo una descripción de lo que vimos con la camiseta de River. Un jugador que en Argentina no revalidó su fama de delantero importante adquirida en su largo y exitoso paso por Europa.
El Rondón de River
¿Lo que vimos de Salomón Rondón en River significa que fue un desastre todo el 2023? Para nada. Jugó 35 partidos, convirtió 10 goles. El promedio de 1 cada 160 minutos en cancha no está mal y hasta quedó en la estadística como autor de un gol de River en La Bombonera. Sin embargo, tiene un mejor lejos que cerca. Cuándo miramos bien, su realidad futbolística marca otra cosa.
Estoy convencido de que rindió menos de lo que imaginaban aquellos que lo trajeron y de que físicamente nunca logró ponerse en el ritmo que obliga el fútbol argentino.
Desplazamientos lentos, poca movilidad y escasos recursos fuera del área son descripciones precisas de lo que fue su juego durante todo el año. A esto le sumaría que la gente nunca lo compró. En cualquier otro equipo de este país sería titular indiscutido y hasta me animo a pronosticar una idolatría de esas que en Alcorta y Udaondo no se regalan. Acá hay otra exigencia.
Salomón Rondón podría dejar River en los próximos días, aunque por delante todavía tiene la final del Trofeo de Campeones. (Foto: Getty).
Los 9 que enamoraron a River
Rondón no es un 9 del ADN Riverplatense. Ese 9 exquisito que además de hacer goles es capaz de levantar a la platea con una excelente maniobra. Ese 9 que se destaca por su clase técnica y su buen pie.
El hincha de River se derritió históricamente con nueves del estilo de Ramón Díaz, Salas, Cavenaghi, Ángel, Saviola, Scocco y Julián Álvarez. Futbolistas que si le dieran la 10 no desentonarían. El 9 tanque o referencia de área en River pocas veces funcionó. Trezeguet, Crespo o Alario pueden ser la excepción, pero ambos tenían una clase fuera de lo común y su juego no solo se basaba en su potencial físico.
Aún asi, Demichelis apostó y creyó fuerte en Salomón. Le dio confianza y partidos. Lo respaldó en ruedas de prensa ante las críticas y hasta le dio la titularidad en el último tiempo postergando a Miguel Borja. Por eso es lógico entender su decepción ante este pedido de salida urgente. Rondón mantiene una deuda que el DT pretendía que cancele el próximo año.
La posible salida de Rondón estaría vinculada a motivos familiares: sus hijos y su esposa no habrían terminado nunca de adaptarse a la Argentina.
Qué Rondón quiera irse de River, no significa que se va a ir
Lo repito para que quede claro: que Salomón Rondón quiera irse no significa que se va a ir.
Lo explico: River invirtió fuerte en su pase y le firmó un contrato por tres años, por lo que será imposible la rescisión contractual que sueña el venezolano. Pará lograr su salida deberá traer una oferta que a River le sirva.
La cláusula de salida es de 5 millones de dólares. Difícil aspirar a esa cifra, pero se sabe que la libertad para el 2024 tendrá que ser a cambio de muchos dólares. De lo contrario (y a pesar de su voluntad inicial) Rondón deberá seguir en River. Y lo hará en un contexto complicado.
Salomón Rondón tiene contrato hasta el 31 de diciembre de 2025 con River y deberá traer una oferta para que lo liberen.
Si al hincha todavía no lo convenció, después de esto le costará aun mucho más ganarse su simpatía. Será un clima de reproche y desconfianza por ese deseo de irse. El murmullo se hará presente en cada rincón del Monumental.
Difícil jugar y convivir con eso pero nada tan grave que unos cuantos goles no puedan solucionar. Porque los goles de River alegran la vida y el público siempre prefiere cantar por “los goles que ya van a venir” aun cuando estos hoy se quieran ir.