Hola, Radamel, ¿cómo estás? Sabés que no se bien por qué, pero me acuerdo patente de esa tarde del 2 de octubre del 2005 en la que yo estaba con mi hermano en la Sívori baja y River jugaba contra Independiente. No sé si esto lo inventó mi mente o qué, pero en mi cabeza retumba el recuerdo de que tu inclusión en el equipo titular fue inesperada y que me enteré en los minutos previos del partido cuando lo anunció la voz del estadio.

Y tu primer gol, ¿te acordás? Empalándosela con una calidad extrema a Bernardo Leyenda para meter el 2 a 1en el final del primer tiempo. ¿Y tu festejo? ¡Ja! De cara a la Sívori besándote la camiseta como un fanático más. Y apenas arrancó el segundo tiempo metiste otro para decretar la victoria. Si bien habías debutado oficialmente 5 meses antes, considero que ese 2 de octubre fue ‘tu verdadero’ nacimiento en la Primera de River.

¿Quién es estecolombiano? Me dije para mis adentros en medio de la alegría por el gran triunfo contra el Rojo. Y así empecé a investigar. ‘El pibe de Colombia que a los 15 años llegó a Rivery comenzó a formarse no solo como deportista, sino también como persona, viviendo en la pensión del Club, respirando River todos los días’. Y después la historia es conocida, un goleador mortífero como pocos, el de los saltos imposibles, el extranjero profesional que en medio de un partido canta las canciones de la hinchada. Demostraste que eras un futbolista extraordinario y que encima, amabas al Millonario como todos nosotros.

Te fuiste a Europa: Porto, Atlético Madrid, Mónaco, Manchester United, Chelsea y Galatasaray, ¿qué currículum no? Emblema de la Selección Colombia jugaste el Mundial 2018 luego de que una fatídica lesión te había dejadoa pasos de poder jugar el del 2014. Cada mercado de pases que se abre, esa pareja de palabras que encajan perfecto vuelven a escribirse en los buscadores: ‘Falcao River’.

No te quiero mentir, Radamel. Y mirá que a medida que fui creciendo me separé un poco de esa idea fundamentalista de que “todo jugador consagradoque nació en River tiene que volver alguna vez”, porque entiendo perfectamente que no son máquinas, que tienen una vida más allá del fútbol, que tienen una familia. Pero para mi, vos entrás en ese grupo de jugadores que sí, que tienen que volver, y tu momento es ahora.

¿Por qué? Fácil. Tus números letales, tu calidad premium y tu amor incondicional por estos colores no fueron bien premiados por la ‘suerte’ o el ‘momento indicado’. Tu vitrina ostenta en Argentina un solo torneo, el Clausura 2008. Insólito, ¿cómo Falcao va a haber ganado solamente un torneo local en River? No es justo. Vení ahora, acá estamos en una etapa dorada que jamás se vivió en la historia del fútbol, con un técnico que hace posible lo imposible.

Dale, imaginate en el vestuario local del Monumental escuchando las indicaciones de Gallardo, saliendo por el túnel, viendo el Antonio Vespucio Liberti vestido de fiesta, coreando tu nombre, vos besándote el escudo en cada gol y levantando más trofeos con tu gran amor deportivo. Te lo debés a vos mismo. Sé los mambos contractuales, pero con intentarlo no se pierde nada, ¿no?. Es ahora, Tigre, no te vas a arrepentir, acá te estamos esperando.