Qué privilegio enorme haber tenido como gran defensor de nuestros colores a un tipo admirable por lo que juega, lo que ama al club y hasta por cada complicidad con un compañero o chicana para los de enfrente. Ése cocktail perfecto de corazón de hincha y cerebro de jugador que te volvió único e irrepetible. Cumpliendo los grandes sueños tuyos, de tu familia y nuestros al mismo tiempo. Siendo protagonista de la final más grande de la historia del fútbol. Emocionándonos con tu entrega. Gritándole a una cámara como un esquizofrénico en plena Bombonera o haciendo pasitos de baile con las manos levantadas enfrente de todos ellos, y hasta teniendo bajo la manga alguna referencia a Madrid para tirar de indirecta en cualquier micrófono.
Después de Francescoli era imposible imaginar que alguien tenga escrito Enzo en su DNI por otra persona, hasta que llegaste con esa tonada mendocina y tu sonrisa compradora para romper todos esos moldes, y meterte de cabeza en esos documentos y corazones. Viniste de Europa resignando millones con tus plenos 31, y a los 37 te irás por puerta del último gran ídolo del club que te desveló desde siempre. Millonario de gloria, y sabiendo que tu historia también fue hermosísima.
Porque definitivamente nos enamoraste con tu voz de mando y tu jerarquía. Con tus lágrimas sentidas. Con tus locuras inagotables. Con tu seriedad y tu tremenda alma de liderazgo nato. Y hasta con un buzo verde y guantes negros, en la exhibición más maravillosa y corajuda que presencié en vivo y en directo de un futbolista. Siento que el amor no se agradece, simplemente fluye y se construye. Y como de amor se trata no te decimos gracias, simplemente te hacemos saber que ese nudo que nos recorre el cuerpo es producto de tanta pasión desenfrenada por una misma causa. Y que tenemos bien en claro que será una despedida difícil porque serás un vacío emocional irreemplazable, pero en realidad todo va a estar bien porque vos ya te quedaste marcado para siempre, y porque tus decisiones son sagradas y lo único que deseamos es que seas feliz donde quieras serlo.
Orden. Disciplina. Toque. Fluidez. Emoción. Solidaridad. Elegancia. Oportunismo. Sentimiento. Pasión. Complicidad. Sacrificio. Jerarquía. Despliegue. Protagonismo. Quite. Compromiso. Docencia. Habilidad. Cerebro. Entendimiento. Fuiste lisa y llanamente la rutina de lo extraordinario. Y te vas en plenitud, entregando cada gota de energía y de sudor en cada partido y con la frente bien en alto, a la altura del máximo referente que sos. Ojalá el acto final sea con una vuelta olímpica más para que la película termine como lo merecés. Hasta siempre y para siempre, Enzo Nicolás.