Con la salida del Cabezón, Andrade se prepara para obtener un lugar entre los once. La gran relación con el referente de su infancia, el 2016 que se va, el crecimiento con Gallardo y los desafíos que vienen.

Se termina un año inolvidable para Tomi. El de su soñado debut en Primera, el de la consolidación en el plantel, el de los primeros títulos. Y también, por supuesto, uno en el que tuvo la oportunidad de compartir la cancha con su ídolo. Justamente sobre D’Alessandro y su partida habló el juvenil en un mano a mano con Olé.

“D’Alessandro es irremplazable, de esos jugadores que no aparecen todos los días. De lo que me siento seguro es de que estoy preparado para jugar en River y de que voy a luchar ese puesto, venga o no venga algún refuerzo”, aseguró el zurdo. “Yo juego en esa posición y de lo que hay en el club, el de las características más naturales para esa posición soy yo. Me siento preparado para eso, aunque tengo claro que todavía lo debo demostrar con trabajo y humildad, porque hablar es fácil: hay que demostrar en la cancha”, agregó.

Andrade contó qué fue lo que aprendió del 22: “Tenía una buena relación con Andrés. Concentrábamos juntos y hablábamos bastante. Me dio varios consejos sobre lo que significa River y, en lo futbolístico, me marcó que trate de no jugar siempre corto y que no gambetee mucho, que es importante mirar la mayor cantidad de espacios posibles en la cancha y a veces jugar largo también. Me dijo que a mi edad a él le pasaba lo mismo porque le costaba largar la pelota”.

Con el Cabezón la relación excedió lo futbolístico: “Cuando se fue, me dijo que cuando viniera a Buenos Aires me iba a avisar para que fuéramos con los chicos del club a la casa a comer un asado. Es un fenómeno como jugador y como persona”.

Del que también pudo aprender mucho a lo largo del año es de su Gallardo: “Marcelo me marca que abra un poco más la mirada, que me desprenda mas rápido de la pelota en el medio y que aproveche mis cualidades en los últimos metros de la cancha. Me ayudó a ser un poco más agresivo en ofensiva, a tratar de desequilibrar siempre en el mano a mano e intentar llegar a posición de gol. También sumé intensidad para recuperar la pelota, pero lo que yo quiero mejorar es tener más gol, porque me gusta mucho hacer goles (NdeR: aún no hizo tantos oficiales, sólo en un amistoso de pretemporada). Lo llevo con tranquilidad a ese tema porque si te desesperás por meterla, te volvés loco. Es obvio que a mi edad tengo mucho para mejorar, porque además el jugador siempre necesita evolucionar”.

Después de arrancar el semestre con muchos minutos en cancha, Andrade perdió continuidad en los últimos partidos: “Son decisiones del entrenador, que vio mejor a otros compañeros o buscó otra cosa para el equipo. Eso es algo normal. También creo que por ahí yo fui perdiendo un poco de confianza y eso me hizo bajar el rendimiento, porque la cabeza es todo. Uno nunca se olvida de jugar. Yo estoy tranquilo porque sé que ahora viene una nueva pretemporada y con las energías renovadas voy a seguir trabajando duro para mejorar todos los días”.

¿Un deseo para 2017? “En cuanto a lo futbolístico, muchas alegrías personales y grupales en River. Yo quiero tener más continuidad en el equipo y lograr el despegue definitivo. Y obviamente que estemos en la pelea de todos los campeonatos que juguemos, porque los títulos son lo más importante”.

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