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Sin Trezeguet, los goles trituraron a Tigre

El trabalenguas es equivalente a los "tres platos de trigo", que Javier García –el dubitativo exarquero de Boca- tuvo que ir a buscar al fondo del arco. A los cinco del segundo tiempo, los de Arruabarrena parecían indigestados y más rayados que nunc

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El trabalenguas es equivalente a los “tres platos de trigo”, que Javier García –el dubitativo exarquero de Boca- tuvo que ir a buscar al fondo del arco. A los cinco del segundo tiempo, los de Arruabarrena parecían indigestados y más rayados que nunca. River había jugado un muy buen primer tiempo, aprovechando con merdiana precisión cada contragolpe y distracción que le ofreció el distraído felino de Victoria.

En el primero, una salida veloz en el contragolpe bien manejada por Ponzio, con gambeta y pase exacto al Keko, mostró a un jugador de Tigre más preocupado en atarse los botines que en defender. De todos modos, la propuesta fue de ida y vuelta. Está visto que a River le sientan bien estos partidos donde se le abren los espacios. Torassa y Pérez García se acercaron con peligro en el arranque.

Y River respondió rápido con un Villalva encendido por izquierda que rápido trocó posiciones con Lanzini. Así, el partido se hizo de ida y vuelta, sin que la pelota se detuviera demasiado en el medio. Tigre presentó sus “Paparattos” en defensa y River los suyos. Llegó el 2-0, con un magnífico pase cruzado de Funes Mori a Sánchez para que éste la empujara de cabeza.

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Solito, el equipo cayó en la imprecisión y el nerviosismo de González Pirez y Ramiro Funes Mori que, poco ayudados por Cirigliano en la contención, comenzaron a retroceder. River se refugió en el área. Un error. González Pirez la colgó de un puntinazo en el corazón de la “barra del Matador”. De mal gusto y para peores que de allí nació el centro que culminó con el precioso cabezazo de Orban. 1-2. El Matador siguió empujando y Barovero estuvo atento.

Le cortó una al difícil Lechuga Maggiollo y hubo algunos forcejeos que Laverni correctamente no compró. Lo mejor del arquero millonario fue la salida rápida con las manos, correctísima decisión para no dividir la pelota que comenzó a encontrar la manija de Manuel Lanzini y algunos toqueteos desequilibrantes en la sociedad con el keko.

El primer tiempo, que tuvo un ritmo vibrante y varias llegadas y que pudo abultar el marcador, se extendió hasta los cinco del complemento. Hasta esa doble asistencia del Mellizo, que ganó la raya y buscó descarga al punto del penal, el rebote volvió a sus pies y un toquecito al Manu, nuevamente, hicieron que éste definiera con un “pase a la red”. Un gol a lo River.

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Con la satisfacción de ver a al nueve de River atreviéndose a ponerse el traje de David, sin que le quede grande. Sin desesperarse por su conquista y siendo factor decisivo en el triunfo. Al final, también se había movido de izquierda a derecha, dejándolo en una posición inmejorable al Chino Luna, a quien pareció que le jugó una mala pasada el inconsciente. No pudo liquidar a su exequipo -le perdonó la vida- y su remate dio increíblemente en el travesaño.

Pero antes, después del tercero, volvieron “los Caballeros de la angustia”. Como para refrescarnos que el equipo todavía no está. Que nadie es infalible. Esta vez le tocó al ex-Vélez soltar la pelota cuando lo que se imponía era un puñetazo. No da ni para la chicana decir: “Volvé Vega, te perdonamos”. Sí para calmar algunos espíritus que creen en la infalibilidad. Entró Rojas por Cirigliano -¿dónde andará su cabecita?-, e igual hubo un rato para sufrir.

Aunque su rival lejos está de aquel “diente de sable” -tres veces subcampeón- y necesita un dentista urgente. Se quedó con poca dentadura e igual que River, lo más preocupante es su mandíbula floja cuando lo atacan. Tanto es lo que vendió, que está en la probeta. Lejos de su renacimiento.

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La lectura final es no caer en triunfalismos exagerados, así como antes se pidió calma para no caer en derrotismos inconducentes. Por momentos hay pólvora, en otros balas de fogueo. Bailamos, cantamos, a veces puteamos por pretender lo imposible. Lo cierto es que el equipo todavía está en construcción. Que por figuras, difícilmente el hincha de River pueda disfrutar de un fútbol lujoso.

No habrá River Dance, pero hay que darle la derecha a Almeyda en incluir a Villalva y no un volante contención más. Si hay algo irreprochable en el Pelado es que sale a buscar los partidos. Va al frente y de local, especialmente, paga caras las descompensaciones, cuando se ciega y pierde la paciencia. Sin embargo, no se embarra en el camino de las mezquindades.

Otro domingo de sol, otra alegría. Como si la lluvia para ver la trama armada por las travesuras y tropelías de algunos pibes del semillero. Atravesados por la banda roja, igual que nosotros. Rogelio, Manu y el Keko hicieron posible esta alegría. Sin Trezeguet.

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Brindamos con trapiche, trasnochados, intrépidos, atrevidos por los premios al trabajo… Celebramos, se “me lengua la traba”: Tripleta a Tigre… y la vuelta “tranqui” por sus fueros, del más grande: el Tricampeón.

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